Queridos amigos internautas hoy 12 de Septiembre celebramos con devoción y alegría la festividad del dulce nombre de María.
Cuando estaba Jesús agonizando en la cruz miró hacia abajo y a sus pies estaba su madre y el discípulo amado Juan, entonces dirigiéndose a su madre dijo:”Madre hay tienes a tu hijo” y después mirando a Juan dijo:”Hijo ahí tienes a tu madre”. Desde ese momento el discípulo la recibió en su casa.
¡Hay Jesús! Después de haber muerto en la cruz para nuestra redención, y después de habernos enseñado el camino de tu salvación y tu santa doctrina, todavía te parecía poco lo que habías hecho por nosotros. Entonces nos regalaste lo más preciado que te quedaba, tu madre.
¡Hay Jesús! Que sabio eres, como pusiste a tu madre para que ella fuera nuestra defensora y nuestra protectora para que ella intercediera ante ti sobre nosotros.
Hoy es tu fiesta María y yo pensaba como podía celebrarla y felicitarte, y se me ocurrió pensar que lo mismo que yo hacía cuando mi madre vivía para felicitarla, lo voy a hacer contigo madre.
¡Aquí estoy madre! Mira, tengo mis brazos abiertos, abre los tuyos y fundámonos en un fuerte abrazo, dame tus manos para que los cubra de besos al igual que tu rostro. ¿Me dejas que me siente en tu regazo como hacía con mi madre?, que apoye mi cabeza en tu corazón y tu mientras tanto me acaricias el pelo. Hay maría, que fuerte me encuentro en tus brazos, mientras estoy ahí no tengo temor de nada, me siento capaz de hacer lo que tu quieres que yo haga.
¡Que guapa estás madre! El pelo te resplandece y tus ojos brillan más bonitos que las estrellas, y en tu boca se dibuja una leve sonrisa.
¿Estás contenta? Te veo alegre, ¿te gusta que esté aquí contigo? Me voy a atreverte a pedir un favor, puesto que es el día de tu santo por si me lo concedes. Pero lo voy a pedir para toda la familia; que no se quede ninguno de nuestros hijos y nietos sin bautizar y sin aprender la doctrina cristiana. Tú madre, con tu mano, puedes llevarnos por los caminos de la vida hasta conducirnos hacia la verdad, haz que haya trabajo para todos, que no falte en ninguna familia, la comida y que todos tengamos un techo donde cobijarnos.
¡Pero que tonta soy madre! Se me olvidaba tu regalo, mira que ramo de flores te traigo, he escogido las que me han parecido más hermosas para ti, hermosas y exóticas orquídeas de múltiples formas y colores. Ahora mira, estas rosas preciosas de pétalos suaves como el terciopelo, o estos altivos gladiolos, aves del paraíso y claveles que miran al cielo, mira que racimo de alegres margaritas de amapolas y de lirios. Y las que más se asemejan a ti que son las azucenas, calas, nardos, narcisos y este ramillete de azahar para hacerte una diadema. Por último las más humildes, las violetas, los pensamientos y los lirios. Madre, en cada una de ellas he puesto un beso y mi cariño, ¿te ha gustado mi regalo? Espero que haya sido así. Te estaría dando piropos toda mi vida pero creo que la oración más preciosa de todas es la llamada Magnificat.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.
Queridos amigos, espero que os hayan gustado mis reflexiones y nos ayuden a quererla cada día más y respetarla. Hoy especialmente en la advocación del dulce nombre de María.
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