sábado, 3 de diciembre de 2011

Adviento.


Queridos amigos internautas:

Con el Adviento comienza el año litúrgico. El Adviento es el período de tiempo de las cuatro semanas anteriores al 25 de diciembre (Navidad).

La palabra Adviento significa esperanza, alegría, júbilo, preparación y camino. La esperanza es la que nos han sabido transmitir desde el Antiguo Testamento los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob etc. Para que no olvidáramos la promesa que un día les hizo Dios de que enviaría a su Hijo El Mesías, como Rey de Israel. Esto se realizó en Belén de Judá cuando un 24 de diciembre, El Mesías llegó al mundo. En ese momento se cumplió la promesa que Dios hizo a los patriarcas y terminó el antiguo Testamento. Con el nacimiento de Jesús comienza nuestra era y empieza el Nuevo Testamento.

El período de Adviento es el tiempo que tenemos todos para preparar el nacimiento de Cristo. Tenemos que limpiar nuestras almas de pecados y maldades para que el camino hacia el Portal de Belén sea fácil de transitar. Hagamos con nuestras buenas obras de ese camino de tierra una alfombre de verde hierba fresca y a los bordes sembrémosla de hermosas flores y de altos árboles que den sombra en el verano.

Comencemos desde el principio:

Era María una joven hermosa, pura, alegre y tímida. Un día que estaba ella sola en su habitación se le presentó el Arcángel San Gabriel y le dijo:

- Bienaventurada seas María. Has hallado gracia ante los ojos de Dios y te ha elegido para ser la Madre de Dios. Tendrás un hijo al que pondrás por nombre Jesús y él será El Mesías Prometido.

Al oír estas palabras María se turbó. Sus mejillas se sonrojaron y se asustó. El Ángel al verla le dijo: -No temas María-

María contestó: -¿Y cómo va a ser esto si yo no conozco varón alguno?-

Entonces el ángel le dijo: - La sombra del Altísimo te cubrirá y engendrarás a tu hijo.

Quedose el ángel callado esperando la respuesta de María a lo que Ella respondió:

- He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra, y en ese bendito instante el hijo de dios anidó en el vientre de María y toda la creación estalló en júbilo, los ángeles cantaban el cielo, los pájaros trinaban sus más hermosas melodías y las aguas brincaban por cascadas y riscos y todos los seres vivientes daban gracia porque María era conforme con que empezara el Misterio de la Redención.

Amigos ¿quién pudiera haber oído los pensamientos de María y haber escuchado las palabras que ella en secreto le decía a su hijo? Ella vería como su figura se iba redondeando y sentiría al niño moverse en su vientre y con el gesto que hacemos todas las madres, pasaría su mano por el vientre queriendo acariciarlo.

Se me ha ocurrido pensar en la infinidad de clases de madre que hay, pero yo he formado tres grupos:

1º Las madres biológicas
2º Las madres adoptivas
3º Las madres consagradas a Dios

El grupo primero es el más numeroso, pues casi todas las mujeres hemos sido alguna vez madres. Hemos sentido esa alegría íntima al ver que nuestro hijo crecía dentro de nosotras y después del momento difícil y doloroso del parto. Cuando la criatura ha nacido, todo el sufrimiento se olvida al cogerlo en nuestros brazos, besar sus manitas y acariciar su carita. Desde ese momento, se hace un lazo que es indivisible. Siempre estaremos unidos a nuestros hijos para ayudarlos, cuidar de ellos, protegerlos y si es necesario dar la vida por ellos.

El segundo grupo, no por ser menor es menos importante, pues en él están todas aquellas personas que por los motivos que sean tienen su corazón rebosante de amor y cariño y están deseando entregárselo a unos niños que están esperando que alguien los acoja para formar una gran familia. El embarazo de estas madres es más largo que el de las madres biológicas, pues tienen que luchar para conseguir su sueño y superar los obstáculos que se encuentran en el camino hasta por fin llegar ese bendito día en que les dicen estos son tus hijos. Toda mi admiración y respeto a todas estas madres que han sabido formar una auténtica familia.

El tercer grupo lo forman aquellas personas que han entregado su vida a Dios y de una manera altruista y sacrificada están en los suburbios de las ciudades, en las lejanas misiones y en cualquier sitio donde son reclamadas. Ellas tienen a su cuidado a los pobres y desheredados de la Tierra. Ellas van repartiendo esperanza y cariño a tantos y tantos niños que si no fuera por ellas morirían.

Os voy a pedir un favor. Si llega a vuestros oídos que alguna jovencita o mujer quiere abortar, os pido que habléis con ellas, las ayudéis y las aconsejéis que hay muchas instituciones que se ocuparían de ellas y cuidarían de sus hijitos, y si veis que no podéis convencerlas para que se queden con ellos animarlas para que los den en adopción.

  Amigos preparemos con fe y alegría La Navidad y hasta la semana que viene si Dios quiere.

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