domingo, 25 de septiembre de 2011

Parábola de los talentos.

  

Queridos amigos internautas:

Hoy os quiero recordar la parábola de los talentos, pues a mí es una parábola que me impresiona y seguramente que a vosotros os pasa también.

Era el talento una moneda antigua romana de curso legal cuando Jesús vivía en la Tierra. Por eso él la empleó para decir esta parábola.

Había un rico hacendado que se marchaba para hacer un largo viaje y entonces mandó llamar a tres de sus empleados. Al primero le dijo: “toma cinco talentos”, al segundo le dijo: “toma dos”; y al tercero le dijo: “toma uno”. “Cuando yo vuelva me daréis las cuentas de cómo habéis gestionado este dinero”.

Pasó largo tiempo y entonces regresó el hacendado y los mandó llamar a los tres para rendir cuentas. El primero le dijo: “cinco talentos me diste y aquí tienes otros cinco que he ganado para ti”. El segundo dijo: “aquí tienes tus dos talentos y dos que yo he ganado para ti con mi esfuerzo y dedicación”. Y entonces el tercero le entregó un talento y le dijo: “como sabía lo exigente que tú eres, que quieres recoger donde no siembras, me dio miedo de perder el talento, lo enterré en un hoyo en la tierra y aquí lo tienes”. A lo que contestó el amo: “siervo malvado, negligente y vago. Con que quiero recoger donde no siembro... Echadlo fuera de mi vista, que allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Y entonces, dirigiéndose a los otros dos empleados les dijo: “benditos seais, porque habéis sido fieles en lo poco y diligentes, y yo os daré ahora que administréis lo mucho”.

Según mi parecer os voy a explicar el significado de la parábola. El rico hacendado representa a Dios padre creador; su hacienda es la Tierra que él creó para nosotros, la llenó de vida y de todas las cosas bellas que vemos en la Tierra: los ríos, los bosques, las montañas, los lagos, las flores, y todo lo necesario para que el hombre viviera en ella. Los tres empleados significamos los hombres, que con nuestro esfuerzo tenemos que ganarnos la vida. Y los talentos, aquí está el quid de la parábola, son los dones, gracias y cualidades que Dios nos da a cada uno de nosotros de una manera especial.

Según recibamos, así tenemos que dar. Pues no es lo mismo el que recibe toda clase de bienes, inteligencia, poder y dinero, que la persona que recibe menos.

Hace unas noches estuvimos en una cena un grupo de la Parroquia para despedir a nuestro párroco Don Roberto, había sido trasladado de la parroquia de la Virgen del Carmen de las Chapas de Marbella a Melilla de Vicario.

Él sí que durante el tiempo que ha estado entre nosotros ha sabido gestionar sus talentos, pues nos ha ayudado y enseñado a amar a Jesús, aconsejarnos cuando estábamos tristes, a visitarnos cuando estábamos enfermos y a traernos la Sagrada Comunión, y también reírse y disfrutar cuando las cosas nos iban bien y éramos felices.

En la cena conocí a un hombre que era misionero seglar y estaba colaborando en Sudán del Sur, en la capital, Juba, con la misión Yirol (Rumbeck). Su página web es AMSUDAN.ORG. Este señor recogía todo el dinero que puede aquí en Marbella, y cuando tiene una cantidad importante va él en persona y se la lleva a los misioneros en propia mano, porque si no en el camino se pierde el dinero. Y entonces nos contaba que en el sitio que estaba la misión, que es plena selva, que viven en poblados paupérrimos, que hay unos senderos pequeñísimos y los misioneros están construyendo cada dos o tres kilómetros un pozo porque no tienen agua, y están haciendo escuelas, dispensarios y comedores para ayudar a la gente.

¡Aunque no os lo creáis, dijo que eran felices!

Fueron a visitar un poblado de leprosos para llevarle alimentos y medicinas. Él a una leprosa le dio un beso en la cara y unos caramelos, y dice que nunca olvidará la sonrisa de felicidad de aquella mujer al ver que alguien la besaba.

¿Cómo puede Dios exigir a esta gente los mismos talentos que los demás? Los que hemos nacido en otros lugares de la Tierra donde todo es fácil no tenemos que preocuparnos de ir a coger el agua, tenemos el agua, la luz, las medicinas y hay una sociedad que nos protege. Todo esto que se nos ha dado no ha sido por nuestra cara bonita, sino para que sepamos que tenemos que dar fruto de los talentos que se nos han dado.

Cada uno tiene que responder con lo que tiene. El que tiene poder y dinero, más que el que tiene menos. Y el que no tiene nada, puede hacerlo con su trato y su servicio a los demás. Y el que no tiene ni dinero ni salud, le queda un arma poderosa, que es la oración. Recemos como Santa Teresita del Niño Jesús, que era Patrona de las Misiones y siempre había estado en un convento, nunca fue a ninguna misión.

Para terminar os digo una frase que me gusta mucho y que la dicen en la misa: “Dios es lento en la ira y presto en la misericordia”.

Hasta la semana, si Dios quiere.

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