Primer grupo de oración: Entre dos o más que se reúnen en mi nombre, entre ellos estoy yo.

 Me llamo Lali Maíz. Soy mayor y estoy enferma y ciega, pero tengo ansias y ganas de hacer algo por la Iglesia. Y yo pensaba: “¿qué podría hacer yo sin molestar a los que me rodean?”. Entonces se me ocurrió organizar un grupo de oración.

Me estoy dirigiendo a vosotros y no os conozco, por eso os quiero explicar la idea que tengo por si os gusta y os unís a mí. Yo pienso que si varios de nosotros desde nuestras casas nos comprometemos a rezar durante una hora por el bien de los demás, la oración alcanza mayor gracia que si cada uno reza de forma individual. La idea es que todos recemos a la misma hora para que la oración tenga más fuerza. Como por lo general somos mayores y nos despertamos temprano, se me ha ocurrido que en la soledad de nuestra cama podemos rezar de siete a ocho de la mañana, ya que así al que tenga obligaciones no le importuna y puede luego atender sus quehaceres.

Entonces yo lo que os propongo, si os parece bien, es rezar primero a Jesús Sacramentado. Por si alguno no lo sabe, consiste en rezar siete Padre Nuestros y siete Ave Marías. Después se dice “Viva Jesús Sacramentado y por siempre sea bendito y alabado”. Después un Padre Nuestro por las intenciones del Papa, y después de esto se hacen unos minutos de reflexión. Le contamos a Jesús las cosas buenas que nos han pasado en el día anterior, hacemos nuestras peticiones y hablamos con él como el amigo que es.

Después de unos minutos rezamos a Cristo Crucificado por las 5 llagas rezando un Padre Nuestro y un Ave María por cada clavo de Cristo en la cruz y la herida del costado. Luego se hacen unos minutos de reflexión y pensamos lo que Cristo nos quiso decir desde la cruz, con su mano izquierda poniéndonos cosas en el camino sin que nos demos cuenta para ayudarnos y ser cada día mejores, y con su mano derecha que nos bendice, nos ampara, nos perdona y nos cuida. Es esta la mano firme que nos ayuda a ser cada día mejores. Y las heridas de sus pies que son para que nos libre de dar malos pasos por la vida y que nos guíe para hacer el bien a los demás. Por último la llaga del costado y la corona de espinas, con las que nos dio hasta su última sangre por salvarnos siendo un inocente.

Y luego para terminar rezamos el Santo Rosario a María. Aquí podemos pensar en tantas advocaciones bonitas que tiene María, como por ejemplo Virgen del Carmen, Virgen del Rocío, de Fátima, de Lourdes, María Auxiliadora, Virgen de la Santísima Trinidad, Virgen de Gracia, Virgen de las Penas, del Socorro, de las Lágrimas, del Calvario, del Sepulcro... en una palabra: María Inmaculada.

Y aquí entonces ya hacemos la ofrenda que queremos hacer con esta oración. Lo primero que pedimos es por la Santa Iglesia, por la propagación de la fe, por las parroquias, los párrocos y todos los ministros de la Iglesia, por las misiones y por todas las familias del mundo, especialmente la de cada uno, por nuestros hijos, maridos, esposas y nietos, que los veamos crecer con alegría y salud de alma y cuerpo. También pediremos por los enfermos, los moribundos, por los que nacen, los que están en las cárceles, por los pobres y desamparados, por que no le falte el trabajo a cada persona, que cada persona tenga un techo, pan y trabajo, por las viudas y los huérfanos, por los ancianos que están solitos y no tienen quien les socorra ni les escuche, por la falta de comunicación en la familia, por los gobiernos para que sepan administrar las riquezas de cada país. Y finalmente cada cual que pida por las intenciones especiales de cada uno en ese momento y lo que le preocupa en el momento de la oración.

Como veréis es sencillo de hacer y podemos sacar mucho fruto para los demás rezando cada uno desde nuestra propia casa pero todos a la vez de forma conjunta. Me gustaría que os animarais y formemos un gran grupo de oración que se extienda como las arenas de la playa por el bien de todas las almas.

Espero que os guste la idea y sin más me despido. Muchas gracias a todos.