viernes, 21 de febrero de 2014

Virgen de Lourdes, abogada de los enfermos



Queridos amigos:

Hace pocos días hemos celebrado la fiesta de la Virgen de Lourdes, abogada de los enfermos, y hoy os quiero contar la historia de las apariciones de la Inmaculada Concepción a la niña Bernadette Soubirous en la cueva de Massabielle en Lourdes, Francia. A continuación os dejo un relato que he encontrado hablando de la historia de la advocación de la Virgen de Lourdes:

"La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones de la Virgen María más veneradas del mundo entero. Su historia comienza el 11 de febrero de 1858 en Lourdes, Francia.

Bernadette Soubirous era entonces una niña de catorce años, pobre e ignorante, pero muy devota de la Virgen María y el Rosario. Bernadette fue a Massabielle a recoger leña con su hermana y otra niña, pero al tener que cruzar un río, se quedó atrás debido a su salud delicada.

Bernadette estaba cerca de una gruta cuando escuchó un ruido y sintió un viento. La sorprendió la aparición de una nube dorada y a una mujer vestida de blanco. La mujer llevaba los pies descalzos y sobre cada uno tenía una rosa dorada. En la cintura llevaba una cinta azul ancha. En las manos, juntas y posición de oración, llevaba un rosario.

Ante la aparición de la señora, la reacción de Bernadette fue comenzar a rezar el Rosario. Según algunas versiones de esta historia, cuando Bernadette rezaba las Avemarías del Rosario, la señora no decía nada y solo pasaba las cuentas. Cuando rezaba los Padres Nuestros y las Glorias, la mujer rezaba a la vez que ella. Cuando Bernadette terminó de rezar, la señora regresó a la gruta y desapareció.

Bernadette contaba que ella no sintió miedo al ver a la señora sino que hubiera deseado quedarse contemplándola por siempre. Sin embargo, cuando regresó a su casa y su madre se enteró de lo sucedido, no le creyó. Le prohibió volver pero a los pocos días le permitió a Bernadette regresar a la gruta. La señora se le apareció otra vez. Esta vez Bernadette fue acompañada de otras personas.

Para comprobar si era cierto lo que veía, Bernadette le lanzó agua bendita a la señora y le pidió que si venía en nombre de Dios, diera un paso adelante. La señora dio un paso.

Más tarde pudo convencer a su padre de que la dejara regresar a la gruta y él le permitió ir el 18 de febrero.

Fue durante esta tercera aparición del 18 de febrero que la Virgen le pidió a Bernadette que regresara durante quince 15 seguidos. Le habló en su propio dialecto gascón, y se dirigió a ella usando el "usted" (voi) de cortesía. Le dijo: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?". También le prometió que sería feliz en el otro mundo.

Algunos que escucharon de las apariciones, creyeron en el suceso y acudieron a la gruta. Otros se burlaron de Bernadette y lo que parecía una creación de su imaginación. El 25 de febrero, Bernadette escarbó en la tierra para buscar un manantial que la señora le indicó y tomó del agua con tierra que pudo sacar.

Bernadette fue motivo de las burlas de muchos al ensuciarse con lodo la cara por obedecer el mandato de la señora de que se lavara en el manantial que aún no había aparecido completamente. Poco después brotaron las aguas del manantial milagroso, que desde entonces han sido vehículo de muchos milagros certificados por la Iglesia Católica.

Las apariciones continuaron. La señora animó a Bernadette a rogar por los pecadores y pidió que se construyera una capilla en ese lugar. También le pidió a Bernadette que besara la tierra como acto de penitencia y signo de humildad, una práctica que continúa hoy en día en Lourdes.

El 25 de marzo de 1858 la señora apareció por decimosexta vez. Fue entonces cuando Bernadette le preguntó 4 veces quién era y ella por fin le respondió que era la Inmaculada Concepción. Por ser Bernadette una joven analfabeta y sin acceso al dogma católico de la Inmaculada Concepción de la Virgen María que había sido proclamado el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX, estas palabras permitieron que, por fin, el sacerdote de su parroquia le creyera.

El 7 de abril, Bernadette permaneció en éxtasis durante la aparición de la Virgen, aún cuando la vela que sostenía le alcanzó las manos y se mantuvo encendida en ellas sin quemárselas.

La Virgen se le apareció por última vez a Bernadette el 16 de julio de 1858. Sus apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero de 1862."


Desde entonces son miles los peregrinos que han acudido a Lourdes a implorar por la curación de sus enfermedades y problemas. No todos han tenido la suerte de ser curados físicamente, pero la verdad es que los que allí han acudido a rezar y a pedir clemencia, todos ellos vuelven a sus casas con una paz y una resignación que los hace felices.

¿Quiénes son los enfermos? ¿Para qué sirven? ¿Qué papel tienen en la Iglesia?

Los enfermos son todas aquellas personas que han perdido la salud, voluntaria o involuntariamente, y por este motivo les ha cambiado su vida. Hay multitud de clases de enfermos, tantas como enfermedades. Pero podríamos resumirlas en dos grupos:

  1. Los enfermos del alma.
  2. Los enfermos del cuerpo.

Los enfermos del alma son todas aquellas personas que tienen su espíritu corrompido y desahuciado por hacer el mal, unas veces a conciencia y otras veces inconscientemente.

Pero hay otro grupo de personas que se cree que tiene el alma limpia, por ignorancia, por falta de piedad y de oración, etc. Y entonces piensan: "yo ni he robado ni he matado a nadie, entonces no tengo pecado". Pero no piensan que si no han robado grandes cantidades de dinero o grandes cosas, muchas veces es porque no han tenido ocasión, pero sin embargo han robado en lo pequeño y han engañado a los que tienen a su alrededor en su casa o en el trabajo o en la convivencia diaria. Han robado la sonrisa y la alegría de muchas personas y han mirado para otro lado cuando se reclamaba su ayuda para no involucrarse.

Si fuéramos conscientes y pensáramos: "voy a hacer un examen de conciencia a fondo. Voy a rezar al Espíritu Santo para que me ayude a encontrar mis faltas y pecados en el último rincón de mi alma y así poderme corregirme", nos daríamos cuenta de cuán grandes son nuestras faltas y pecados, y entonces podríamos enmendarnos.

Dentro del otro grupo que piensa que no ha matado a nadie, si recapacitáramos nos daríamos cuenta de a cuántas personas hemos matado con nuestra lengua. Criticando y murmurando, levantando juicios temerarios y calumnias que hacen más daño que una herida.

Amigos, seamos valientes y pongamos en paz nuestra alma yendo a la iglesia y pidiendo perdón con el sacramento de la penitencia.

¿Para qué sirven los enfermos?

Los enfermos son aquellas personas que Dios ha elegido para que con su sufrimiento y su amor a Dios sean capaces de ofrecerlo todo en sacrificio por Él. Ellos son los cirineos que ayudaron a Jesús a llevar su cruz al monte Calvario y con su sacrificio aliviarle el dolor a Jesús.

La sombra alargada de la Cruz llega a cada uno de los enfermos y hace que con el sufrimiento y el dolor purifiquen su alma aquí en la Tierra para llegar libres de pecado a la vida eterna.

¿Qué representan los enfermos en la Iglesia?

Ellos son el pilar, el muro de carga que con su sacrificio y su oración mantienen a la Iglesia viva, como aquel grupo de diez leprosos que estaba al borde de un camino y oyeron un tropel de gente que pasaba cerca hablando muy fuerte. Preguntaron: "¿quién va? ¿Qué sucede?". Y les contestaron: "es Jesús Nazareno, el que va predicando y curando a los enfermos". Al oír esto los leprosos empezaron a gritar:

-¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

Y les mandaban callar para que no le molestasen, pero ellos gritaban más fuerte:

-¡Hijo de David, ten compasión de mí!

Tanto gritaron que Jesús se paró ante ellos y les preguntó que qué querían. A lo que respondieron que les sanara. Entonces Jesús los bendijo y en ese momento sus carnes recobraron la salud, y les dijo:

-Id al jefe de la Sinagoga para que vea que estáis curados y os dé el certificado.

Pero al verse curado, uno de los diez se volvió y postrándose de rodillas en el suelo daba gracias a Jesús y le alababa. Entonces le preguntó Jesús:

-¿Dónde están los demás?

Y el leproso calló. Y Jesús lo volvió a bendecir y le dijo:

-Vete en paz, tu fe te ha salvado.


Amigos, seamos agradecidos por todos los bienes y favores que recibimos diariamente de Dios, y demos las gracias a tantas personas, médicos, personal sanitario y otras personas anónimas que nos cuidan y nos atienden en tantos momentos difíciles y nos traen un rayo de luz a nuestras vidas.

Amigos, recemos por todos los enfermos del mundo, del alma y del cuerpo, y pongamos nuestra oración a los pies de la Santísima Virgen de Lourdes como madre misericordiosa y abogada de los enfermos.

Con todo mi cariño, Lali Maíz.

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