Queridos amigos internautas, esta semana he estado buscando entre mis libros algo que os gustara mucho y a la par os sirviera para meditar y rezar a la Virgen María.
¡Por fin lo encontré! De un libro muy pequeño y antiguo de mi abuela, se llama Quince minutos en compañía de María ante Jesús Sacramentado, a continuación os lo escribo:
¿Me ves, hijo mío?
Yo soy tu Madre, aquí estoy, cerca de mi Jesús, para servirte de introductora y abogada.
Ven, no temas, pobrecito hijo mío, no te asuste la divinidad de mi Jesús: pues aquí estoy yo que no tengo otro carácter que el de Madre; dime a mí tus necesidades, tus esperanzas y deseos; yo seré tu intérprete.
1. ¿Qué te hace falta? Dímelo con confianza. ¿Te aterran tus pecados? Tienes razón, pues son en realidad mucho más horribles de lo que tú piensas; pero aún éste, que es el más fundado motivo que tienes para temer, deja de serlo desde que mi Hijo ha pagado tu deuda, cargado con la responsabilidad de tus culpas. Acércate a Él, no temas, yo misma te conduciré: toca con tus manos esas heridas...
Recibe sobre tu cabeza esa sangre que purifica y limpia… ¿No sientes ya mayor consuelo? ¿No es verdad que al contacto del cuerpo virginal de mi Jesús tu afectos se purifican… tu corazón de inflama?
2. ¿No sientes bastante dolor por las ofensas causadas a mi Hijo? Ven, acércate más, y considéralo mejor. ¿Ves esa frente sacrosanta lacerada por las espina? Ve allí el fruto de tus pensamientos criminales que mi Jesús quiso purgar y por ti. ¿Ves esos ojos que son la alegría de los ángeles, nublados y empañados por la muerte? Así purga mi Jesús tus miradas ávidas y sensuales. Esos labios sedientos y lívidos son la expiación de tus pecados de gula y de tus palabras pecaminosas; esas llagas que cubren todo su cuerpo están denunciando un culpable; y ese pobrecito eres tú. ¿La vista de mi Jesús no te conmueve? ¿No te produce en tu alma el arrepentimiento?
3. ¿Algún mal hábito o pasión te retiene? Precisamente por eso debes venir aquí frecuentemente y aprovecharte de mi mediación. ¿Qué es lo que te seduce, alma débil? ¿El placer? Acércate a la llaga del costado de Jesús, no temas; yo, su Madre, te autorizo; acerca tus labios, aspira ese néctar celestial que de allí brota. Con él se alimentaron esas almas escogidas, que embriagadas con los deleites del Cielo, despreciaron altamente los de los sentidos. Acércate otra vez, escucha los latidos de este corazón; ¿sabes por qué late tan precipitado? Pues es a impulso del amor. Es que se complace porque tú te le acercas, deseando salvarte, te ve ya en camino, puesto que te aproximas a esa fuente de vida. No te separe. Un momento más… ¿No sientes que el tuyo comienza a palpitar por Él? ¿No sientes más vigor? ¿Y cómo no habías de sentirlo, si Él mismo ha dicho: VENID A MÍ TODOS LOS QUE TRABAJÁIS Y ESTAIS CARGADOS, QUE YO OS ALIVIARÉ?
4. ¿Te aqueja tu inconstancia y tibieza? Bien haces de deplorarla en nuestra presencia, pues, en efecto, te ha hecho muy desgraciado y te ha privado de los favores de mi Jesús. ¡Cuán destino te hallaras si hubieses sido fiel a lo que me prometiste en tal ocasión!... Pero, ¡ánimo!, aún es tiempo, puesto que aquí estás bajo mi protección en presencia de esa hoguera encendida, capaz de abrasara el mundo entero… Anímate un poco más… Penetra por la herida del costado hasta el tabernáculo de su Corazón..., Allí todo es fuego… fuego ardiente… fuego consumidor… Mora allí; allí moro Teresa de Jesús, Ignacio, Luis Gonzaga. Esa es la escuela del amor… Allí no hay tibieza ni inconstancia posible… ¡Te parece difícil permanecer allí mucho tiempo! No lo es tanto: mi Jesús retiene a todos los que se le acercan con humildad y buena voluntad. Ve tú así: dile una y otra vez: DENTRO DE TU CORAZÓN ESCÓNDEME. NO PERMITAS QUE YO ME SEPARE DE TI.
5. ¿Qué virtud te hace más falta? La pureza ¿no es verdad? Quisieras salir siempre victorioso en esas luchas que se levantan en tu corazón y que te arrastran al mal. Te da envidia ver mi trono rodeado de lirios y azucenas y tu… ¡ay!, ¡tan manchado! te causa rubor y confusión la antítesis de la pureza de tu Madre y la fealdad de tus manchas ¿Y no has oído que poseo el secreto de ese vino celestial que engendra vírgenes, y que doy a los que se esfuerzan en complacerme? Pues bien, ¿sabes lo que yo quiero de ti? Huye de aquellos amigos que tu sabes y cuya conversación no es compatible con mi amor… ¿Los preferirás a mí? ¿Quita esa ocasión de pecado, y aprende de tus caídas anteriores a no fiarte de ti…? ¿Mi amor será bastante para decidirte a ese sacrificio? ¿Crees que no? ¡Ay!, hijo ingrato, ¡y qué poquito amas a tu Madre! Vaya, un esfuerzo más, yo te ayudaré, y tu alma será libre de la cadena del pecado y figurará en la Guardia de Honor de mi Hijo, de quien se ha dicho que se apacienta entre los lirios.
6. ¿Quieres pedir a Jesús por otros? Hazlo por tus padres, por tus hermanos, amigos… ¿Qué quieres que mi Jesús haga con ellos? Díselo con confianza, aquí estoy yo apoyando tu petición. ¿Los quisieras ver más buenos, verdad? ¿Más solícitos por tu salvación? ¿Deseas también para ellos gracias temporales, bienestar, salud? Enhorabuena; mi Jesús te oye y está dispuesto a otorgar lo que pides, si así conviene a tus recomendados… Pide también por los pobrecitos pecadores ¡los compadezco tanto! No hay quien se acuerde de ellos. Pide por los desgraciados que no pertenecen a la Iglesia, por los que la blasfeman y calumnian… Y muchos pobres jóvenes educados como tú en su seno. Pide por el triunfo de la causa de mi Hijo, que es la suya… Por el Soberano Pontífice, tu padre; para que tu oración sea más eficaz, únela con las de mi Jesús, con las mías con las de todos los justos: ofrece al triunfo de la causa de Dios tu vida, tus oraciones y sufrimientos. No olvides a las pobres almas del Purgatorio.
7. ¿Ya te vas a retirar? Bien, ve a cumplir tus deberes, en nombre de mi Hijo y mío. Él y yo te bendecimos, recibe humildemente nuestra bendición. En medio de tus tareas no nos olvidéis; dinos una palabra. Las que dirijas a mi Hijo yo se las presentaré. Sean éstas cortas, frecuentes y fervorosas. Cuando te desocupes, vuelve aquí; aquí te esperamos y te tenemos preparadas nuevas gracias. Ahora experimentarás que dulce es vivir a nuestro lado… Sobre todo no te separes de nosotros por el pecado y, si desgraciadamente caes, ven pronto; lava tu mancha en el Sacramento, y si lo pides con humildad, cuenta con mi perdón y el de mi Hijo.
Espero que lo hayáis disfrutado al leerlo y os sirva para amar y rezar a la Virgen y a Jesús, hasta la semana próxima si Dios quiere.
ESTO ES UN TESORO. YO HE ESTADO BUSCANDO LOS 15 MINUTOS A LOS PIES DE LA VIRGEN DEL CARMEN, PERO ESTO ES HERMOSO TAMBIEN. DIOS Y LA VIRGEN MARIA TE BENDIGAN, SIEMPRE.
ResponderEliminarBendito sea DIOS, tengo mucho tiempo buscando esos 15 minutos que me aprendí de memoria cuando yo era niña, pero se me olvidaron algunas palabras... Y quería encontrarlo.... muchísimas gracias por publicar lo .. muchas Bendiciones..
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