lunes, 2 de enero de 2012

La huída a Egipto.


Queridos amigos internautas:

Habían transcurrido pocos días del nacimiento de Jesús, cuando se le apareció el Ángel del Señor a José en sueños y le dijo:

-José toma a María tu esposa y al niño e iros a Egipto, pues el niño corre peligro ya que lo quiere matar el Rey Herodes. Y al amanecer, cuando las estrellas se ocultan en el firmamento y los primeros rayos del sol iluminan la tierra, José montó a María en el burro, y ella con el niño entre sus brazos lo arrebujó contra su pecho. Cargó las pocas pertenencias que tenían en el animal y con paso ligero emprendieron la huída hacia Egipto.

Todo comenzó cuando tres Reyes Magos que vivían en el Lejano Oriente vieron una nueva estrella en el cielo que les quería decir algo.

Ellos sabían de una antigua profecía en la cual se anunciaba a los antiguos profetas, el nacimiento del Mesías prometido, como futuro Rey de los judíos y salvador del mundo.

Los tres Reyes Magos se pusieron en camino cada uno desde sus ciudades siguiendo a la estrella. En el camino se encontraron y juntos continuaron hacia donde les conducía la estrella. No escatimaron esfuerzos a lo largo del camino, y cuando ya estaban cerca del pueblo de Belén, fueron a visitar al rey Herodes a su palacio y les preguntaron si él sabía donde había nacido el Mesías esperado desde La Antigüedad. El Rey Herodes se quedó sorprendido y estupefacto y les dijo que cuando lo encontraran volvieran y les dijeran donde estaba pues él también quería adorarlo.

Los Reyes por fin llegaron a estar en presencia del niño, le adoraron y le entregaron sus presentes: Melchor le trajo oro como Rey, Gaspar incienso como Dios y Baltasar mirra como el sufrimiento que iba a padecer como Hombre (la mirra era el aceite con el que los judíos embalsamaban a sus muertos).

Una vez concluida la adoración al niño, los Reyes emprendieron el regreso sin avisar al Rey Herodes, pues comprendieron que él quería matar al niño. Al verse burlado y no saber dónde estaba el niño, mandó degollar a todos los varones recién nacidos y a los que tuvieran hasta cinco años. Ese fue un día tristísimo y la iglesia lo conmemora como el día de los Santos Inocentes (que es el 28 de diciembre).

José era un hombre bueno y honesto. Pertenecía a la estirpe del Rey David y fue elegido por Dios para ser el esposo de María y cuidar del niño. Era un hombre sencillo y trabajador y tuvo la misión más importante que ningún otro ser humano ha tenido, la de cuidar y proteger a María y a Jesús. Son pocas las apariciones de José en los Santos Evangelios, pero no por eso su figura tiene menos importancia, pues él supo obedecer a Dios en todo lo que le mandaba que hiciera y su persona fue la sombra protectora de La Sagrada Familia.

Amigos, tomemos ejemplo de La Sagrada Familia y hagamos de nuestros hogares un lugar donde se ame y se respete a Dios y sepamos criar a nuestros hijos como se crió el niño Jesús para que crezcan en edad, sabiduría y gracia.

Y como dicen en algunos países de Hispanoamérica:

“Que el Papito Dios y la Mamita Virgen nos bendigan y cuiden de todas nuestras familias”

Hasta la semana que viene si Dios quiere.

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