viernes, 13 de enero de 2012

El dolor.



Queridos amigos internautas, hoy os quiero hablar del DOLOR, pero del DOLOR grande, el que se escribe con mayúsculas. Como comprenderéis es imposible que hable de todos los dolores, pues estos son infinitos­. Así que he pensado hacer dos grandes grupos:

- El primero, los dolores corporales que sentimos en nuestro cuerpo.

- Los segundos, los dolores del alma.


Dentro del primer grupo, podemos diferenciar dos tipos de dolor:

El dolor puntual que sentimos por algún motivo determinado, que aunque sea fuerte y desgarrador, es esporádico y a los pocos días tenemos la esperanza de que desaparezcan. Aquí podemos poner algunos ejemplos como el dolor que sienten las madres al parir a sus hijos, alguna fractura, etc.

El dolor crónico es aquel que se apodera de nuestro cuerpo sin saber por qué, que se agazapa y se enrosca en nuestra persona y nos amarga la vida. Este dolor no nos deja vivir ni descansar, no se separa de nosotros y nos acompaña mientras comemos, dormimos, nos enmudece la garganta, borra la sonrisa de nuestros labios y nos hace sentir tristes y derrotados.

Cuando esto nos pasa pensamos ¿por qué a mí, si yo conozco a personas de mi misma edad que hacen una vida normal? Y entonces rezas a Dios, a la Virgen y a los Santos para que te quiten este dolor y piensas, que este dolor puede servir para algo, y te acuerdas de Jesús y piensas en su pasión y muerte y lo que sufrió desde que rezaba en el Huerto de los Olivos hasta cuando agonizó en La Cruz. Esto te hace recapacitar y pensar que este sufrimiento que estamos pasando se lo ofrecemos a Él en reparación de todos nuestros pecados, de los de nuestra familia y los del mundo entero. Seguimos pidiendo, y pedimos por nuestros hijos para que se lleven bien, tengan salud y trabajo.

¡Ay Jesús ten misericordia y quítanos estos dolores!

¿No te da pena de estos ancianos que tanto sufrimos? Extiende tu mano y quítanos este dolor.

Mira Jesús se me ha ocurrido una idea, vamos a ponernos en fila delante de ti para que al igual que se ponían los enfermos para que los curases mientras predicabas El Evangelio en Galilea nos cures también a nosotros.

Los dolores del alma:

Estos dolores aunque no sean físicos son tan terribles como los otros, pues el que los sufre siente como si una losa le oprimiese el pecho y no le dejase respirar. ¿Quién alguna vez en su vida no ha sentido esa angustia y ese dolor?, ¿quién no ha sufrido por la muerte de un ser querido o por la enfermedad de un hijo o el padre de familia que siente que se le cierran las puertas y no pueden alimentar a su familia? Y como estos ejemplos hay otras veces que nos sentimos calumniados o despreciados y no sabemos cómo hablar con nuestros hijos para que no malinterpreten nuestras palabras.

En la sociedad que vivimos está mal visto el dolor, por eso se esconde de puertas para adentro para que los demás no se sientan mal al contemplarlo. Por eso, no dejemos un solo día de rezar por tantas personas que sufren y que necesitan fortaleza para soportar su cruz y así con nuestra oración les sirvamos de consuelo.

Amigos no olvidéis mi recomendación y rezar algo por mí porque estoy pasando una mala racha de dolores. Hasta la semana que viene si Dios quiere.

1 comentario:

  1. Le deseo una pronta mejora. Yo tambien se lo que es estar afectada por dolores durante largo tiempo y aprender a vivir con ellos. Lo unico que le puedo decir que a mi me ayuda es pensar en pensar en lo bonito que nos puede traer cada dia y en la suerte que tenemos de poder apreciar cada dia la obra de dios. Saludos a la madre patria desde Chile y gracias por su blog.

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Gracias por participar en el grupo de oración.