jueves, 24 de marzo de 2011

Para hacer una buena confesión.


Queridos amigos internautas una vez más me dirijo a vosotros para deciros mis pensamientos y deseos. Esta semana estaba pensando de que podría hablar, y como ya estamos en mitad de la cuaresma en el tercer domingo, pensé que sería buena hacer un acto de penitencia y prepararnos para una buena confesión.

Muchos de vosotros lo sabéis las condiciones que son necesarias para hacer una buena confesión, pero la voy a recordar, son cinco:

- Primera: Examen de conciencia.

Cuando estemos solos y tranquilos pensemos las faltas y pecados que hemos cometido sin prisa y nos demos cuenta de las cosas que tenemos que corregir.

- Segunda: Dolor de corazón.

No quiere decir esto que nos tenga que doler el corazón, si no por el contrario que sintamos pena de haber ofendido a Dios, que tanta cosas buenas nos da.

- Tercera: Decir los pecados al confesor.

Cuando confesemos, no sintamos vergüenza y pensemos que el que está delante de nosotros es Jesús y a Él no le podemos engañar, abrámosle nuestro corazón y digámosle nuestras faltas y pecados.

- Cuarta: Propósito de enmienda.

Este es un punto muy importante, pues como somos humanos caemos y somos tentados por el mundo al igual que a Jesús le tentó tres veces el demonio. Hagamos el propósito de corregir nuestras faltas y no pecar más.

- Quinta: Cumplir la penitencia.

Todo aquel que hace una falta tiene que reparar el daño que ha cometido, por eso el sacerdote nos pone unas oraciones de penitencia y a continuación nos da la solución y mientras tanto rezamos el señor mío Jesucristo.

Los diez mandamientos

Para ayudarnos todos a hacer un buen acto de penitencia, vamos a recordar los mandamientos de la ley de Dios, y así es más fácil, pensando en cada uno de ellos en los que hayamos faltado.

Después que Moisés con la ayuda de Dios liberó del cautiverio al pueblo israelita los llevó hacia la tierra prometida y para ello anduvieron por el desierto durante muchos años.

Allí empezaron a desconfiar de Moisés y de Dios, pues decían que los habían llevado allí para morir de sed y de hambre en el desierto. Y cual fue la sorpresa que tuvieron que al salir del campamento, vieron sobre la arena del desierto una especie de escarcha blanca en forma de panecillo, y cuando lo cogieron, vieron que era pan. Ese fue el milagro que Dios les hizo de alimentarlos con el maná del cielo mientras estuvieron en el desierto. El agua, Moisés con su bastón dio a una piedra y brotó agua fresca y clara.

Al ver esto todos empezaron a dar gracias a Dios. Entonces Moisés sintió que Dios le llamaba a que subiese al Monte Sinai, y al llegar arriba, Dios se le mostró en forma de una zarza ardiendo y le dijo que le iba a esculpir en dos tablas de piedra los mandamientos que el quería que cumpliesen su pueblo, y con fuego grabó los diez mandamientos.

- Primero: Amarás a Dios sobre todas las cosas.

El que peca contra este mandamiento son aquellas personas que se creen superiores a Dios, que blasfeman y que ponen sus creencias en supersticiones.

- Segundo: No tomarás el nombre de Dios en vano.

Contra este mandamiento pecan las personas que juran en falso y sin necesidad ponen a Dios por testigo.

- Tercero: Santificarás las fiestas.

Este mandamiento nos demuestra que tenemos que ir a la iglesia los Domingos y fiestas de guardar con alegría y con devoción para dar gracias por todas las cosas buenas que Dios nos da y pedir por aquellas que necesitamos.

- Cuarto: Honrarás a tu padre y tu madre.

Los que tenéis la suerte de tener a vuestros padres, cuidad de ellos, atendedlos y socorredlos si están enfermos. Y no os riáis de ellos si chochean.

- Quinto: No matarás.

No solamente se mata a una persona con un disparo si no se le puede hacer daño de muchísimas formas. También hay que reflexionar en este mandamiento la cantidad de niños que no los dejan de nacer y pierden las oportunidades de vivir por el egoísmo de sus madres, cuando podrían tenerlo y darlo en acogida para que otras personas cuidaran de ellos.

- Sexto: No cometerás actos impuros.

Es muy difícil mantenerse siendo puro rodeado de tantos peligros y de tantas tentaciones. Pero con la gracia de Dios podremos intentarlo.

- Séptimo: No robarás.

Este mandamiento hoy día se ha devaluado pues casi todo el mundo va a engañar al prójimo con argucias y abusando el poderoso del humilde.

- Octavo: No dirás falso testimonio ni mentirás.

Cuantas personas han sido calumniadas y perjudicadas con engaños y mentiras por envidias y por orgullo. No nos damos muchas veces cuenta del daño que hacemos al hablar a sabiendas que lo que decimos es mentira.

- Noveno: No desearás la mujer de tu prójimo.

En este mandamiento tenemos que cuidar de nuestros pensamientos que no sean impuros y conformarnos con lo que tenemos con alegría.

- Décimo: No codiciarás los bienes ajenos.

Como el mandamiento dice, la avaricia y la envidia de algunas personas deseándole el mal al prójimo para que pierdan la salud o los negocios.

En resumen, estos diez mandamientos se reúnen en dos, el primero en amar a Dios sobre todas las cosas y el segundo amar al prójimo como a ti mismo.

Si esto lo cumplimos siempre, estamos cumpliendo el resto de los mandamientos y nos sentiremos felices.

Yo pienso que cuando hagamos esta confesión, lo mismo que en una casa hay que ventilarla limpiarla y ordenarla para que esté bonita, nuestra casa interior que es nuestra alma, si la limpiamos y ordenamos resplandecerá como el Sol.

Si os parece el propósito de esta semana es meditar todo esto que os he dicho y hacer una buena confesión.

sábado, 19 de marzo de 2011

Evangelio de esta semana.


Y ahora os voy a poner el evangelio de esta semana, que corresponde al segundo domingo de cuaresma. En él se ve cómo Jesús muestra un poco de su gloria:

- Tomó consigo Jesús a Pedro y a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a ellos solos a un monte alto, y allí se trasfiguró ante ellos. Su rostro resplandecía como el sol; sus vestidos eran blancos como la nieve. Y he aquí que se aparecieron Moisés y Elías hablando con Él.

- Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Señor, ¡qué bien se está aquí! Si queréis haremos tres tiendas: una para Vos, otra para Moisés y otra para Elías. Estaba aún hablando Pedro, cuando vino a cubrirlos una nube resplandeciente. Y se oyó al punto una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias, escuchadle.”

- Oyendo esto los Apóstoles, cayeron en tierra, y temieron mucho. Pero se acercó Jesús, los tocó y les dijo: “Levantaos y no temáis.” Y levantando ellos los ojos, a nadie vieron, sino a solo Jesús. Cuando bajaban del monte les mandó Jesús que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el hijo del Hombre hubiere resucitado entre los muertos.

Espero que durante la semana meditemos sobre las enseñanzas que Jesús nos da con sus palabras en el Evangelio y que volvamos a vernos la semana que viene.

Los siete sacramentos.


Cuán importantes son los sacerdotes. Ellos nos ayudan a lo largo de nuestra vida, lo mismo en las alegrías que en las penas, e imparten los sacramentos. Los sacramentos son siete:

- El Bautismo:

Es el primero, por el cual con la bendición del agua y la señal de la cruz, al echarlo por la cabeza del niño o de la persona que se bautiza entramos a formar parte de la Iglesia.

- La Confirmación:

Es el acto voluntario que hace el ya bautizado para reafirmarse en la fe de querer ser católico, pues cuando lo llevaron al bautizo lo llevaron sus padres por él, y esto ya es un acto personal y voluntario de reafirmación de la fe.

- La Penitencia:

Es el acto de humildad al reconocer nuestras faltas y pedir perdón al sacerdote, que representa a Jesús en la Tierra, para que nos perdone y corregirnos.

- La Comunión:

Es de los sacramentos más bonitos y más entrañables, pues recibimos a Jesús dentro de nuestro corazón. Para recibirla tenemos que estar limpios, sin pecados, y tenemos que pensar que somos sagrario, que llevamos a Cristo dentro. Al igual que en el sagrario se guarda en un copón la Sagrada Forma, al comulgar nosotros guardamos a Cristo dentro de nosotros. Y entonces tiene que pensar la persona que ha comulgado que no puede hacer el mal a los demás, y que tiene que procurar hacer una vida ordenada.

- El Matrimonio:

Hoy día la sociedad está devaluando el Matrimonio, pues olvidan que es un sacramento al que se va voluntario para formar una familia cristiana, tenerse bien, amarse y respetarse. Y hoy día, como digo, a los tres días de casarse ya algunas parejas están diciendo que se les acabó el amor y que se separan. Tienen que pensar que en el matrimonio hay temporadas en las que unas veces estás mejor y otras peor, pero hay que sobrellevarse y aguantar los envites de la sociedad y procurar que los problemas de fuera, de la calle, no repercutan en la unión del matrimonio.

Tenéis que pensar que es como un fuego al que hay que ir alimentando para que la llama no se extinga, pues si la llama se extingue es porque alguno de los dos cónyuges está fallando. Cada época en el matrimonio es diferente. Cuando se es más joven es más fogoso y activo; pero cuando van transcurriendo los años, el amor se muestra de otra manera: más tranquilo, más comprensivo, con más cariño de ayudarse el uno al otro hasta que llegue la hora que Dios quiera. En mi caso, el próximo mes de junio cumpliré 50 años de matrimonio. Por ese motivo estoy muy feliz y le doy gracias a Dios de que estoy rodeada de mi marido, de mis hijos y de mis nietos.

- La Orden Sacerdotal:

Este sacramento sólo lo realizan las personas que quieren servir a Dios convirtiéndose en sacerdotes. Aquellas personas que reciben el sacramento del orden hacen una vida austera y sacrificada para ayudarnos a los demás durante toda su vida. Tenemos que tomarlos de ejemplo por el bien que hacen a los demás de forma altruista, solamente por amor a Dios.

- La Extrema Unción.

Es el último de los sacramentos que podemos recibir en nuestra vida. Muchas personas tienen miedo de que les digan que les van a dar la extrema unción, pues piensan que ya se van a morir. Y, por el contrario, la extrema unción nos pone en paz y nos perdona todas las faltas de toda nuestra vida para que podamos morir en paz y esperar alcanzar la gloria eterna.

Pidamos esta semana por Japón y los seminarios.


Esta semana aparte de las peticiones que hacemos siempre, vamos a poner dos nuevas. A pedir por Japón, para que encuentre cada persona a sus familiares y tengan fuerza para reconstruir su país y que la central nuclear no explote. Se merecen nuestra oración por el comportamiento ejemplar que están dando a todo el mundo.

Y la segunda petición tiene que ver con que esta semana es el día del seminario. Muchas personas o no lo saben o no recuerdan qué es el seminario y a grandes rasgos lo voy a explicar. El seminario es el lugar donde los jóvenes y adultos se preparan para ser sacerdotes y seguir con su vocación de servir a Dios. Entonces, el día del seminario es el día del año en el que se reza para que siga habiendo vocaciones sacerdotales y la Iglesia siga existiendo en el futuro.  

Formación del cuarto grupo de oración.


 Queridos amigos internautas:

Una semana más os escribo con todo mi cariño para expresaros mis pensamientos y deseos. Estoy muy contenta, pues la página va muy bien y el grupo de oración cada vez es más grande. Tan sólo me gustaría que algunos os animarais e hicierais algún comentario y pusierais advocaciones de la virgen de allá de donde sois, pues eso me da ánimo al ver que seguís la oración a la par conmigo.

Esta semana tengo dos novedades. La primera es que vamos a poner el evangelio del domingo todas las semanas, y la segunda es hacer un cuarto grupo de oración de un minuto.

Un joven al que quiero muchísimo me dijo que debía hacer un cuarto grupo de un minuto para los jóvenes o las personas que no tienen costumbre de rezar, y entonces pensé: “¿Un minuto? ¿Y en un minuto qué se va a hacer?” Me puse a pensarlo y me di cuenta de cuán importante es un minuto en nuestra vida.

En un minuto nacemos, en un minuto morimos, en un minuto tomamos las decisiones acertadas o equivocadas, si vas conduciendo en un minuto levantas el pie del acelerador para evitar un accidente, o ayudas a cruzar a un anciano por la calle, o socorres a un niño. Son miles de cosas las que se pueden hacer en un minuto.

Entonces pensé qué hora sería la adecuada para poner ese minuto de oración y se me ocurrió a las 6 de la tarde, pues es la hora a la que las personas vuelven del trabajo, de la Universidad, de las fábricas, de las oficinas, las madres ya tienen a sus hijos del colegio en la casa y todo el mundo puede parar un momento y pensar. En el coche, en el metro, en el autobús, andando... y darle gracias a Dios por el día transcurrido, pedir perdón por las cosas mal hechas durante ese día y pedirle misericordia y protección.

Por las mañanas me gustaría que al abrir los ojos cada cual antes de levantarse diera gracias a Dios por un nuevo día y lo afrontemos con alegría. Si os parece, podemos hacer el “Grupo de la Sonrisa”. Que cuando vayamos a nuestro trabajo o estemos en contacto con las personas, en vez de estar serios, sonriamos. Eso da confianza y buenas vibraciones a la otra persona. Yo estoy deseando que lleguen las siete para empezar a rezar el rosario.

Os voy a contar una pequeña anécdota. Cuando mis padres tenían que ir a algún sitio más temprano de lo habitual y éramos pequeños, mi madre rezaba a las ánimas benditas del purgatorio para que la despertaran antes de que sonara el despertador y así no despertarnos a nosotros, sus hijos. Mi padre decía riéndose que era la única mujer que conocía que despertara al despertador. Pues eso me pasa a mí ahora por las mañanas, que antes de que suene el despertador, yo ya estoy preparada para empezar la hora de oración.

Así que yo creo que los grupos han quedado bien. Los dos primeros para las personas que tienen más tiempo y más costumbre de rezar, y los dos últimos para los jóvenes o las personas que tienen menos tiempo o menos costumbre de rezar (los cinco minutos del Ángelus y el minuto de oración de las 6 de la tarde).
  

domingo, 13 de marzo de 2011

La Cuaresma.


Esta semana ha comenzado la Santa Cuaresma, que son los cuarenta días que tenemos de preparación hasta llegar al domingo de resurrección.

Durante este tiempo debemos prepararnos para hacer sacrificios, para reflexionar y tratar de mejorar nuestros defectos, para que cuando llegue el domingo de resurrección lleguemos con alegría y gozo y pensando que nos hemos esforzado en mejorar.

El miércoles pasado fue miércoles de ceniza. El sacerdote hace una cruz sobre nuestras cabezas con ceniza, santos óleos y nos dice: “Polvo eres, polvo serás y en polvo te convertirás”. Esto quiere decir que nos demos cuenta de la poca cosa que somos, y dejemos nuestras vanidades, nuestros orgullos y seamos humildes.

Aunque somos polvo, tenemos una cosa importantísima, que es nuestra alma, la cual tenemos que tratar de salvar y también tenemos que ayudar a los demás para que salven la suya.

Finalización de la explicación del Santo Rosario: Los Misterios Gloriosos.


Queridos amigos internautas, esta semana os voy a explicar los Misterios Gloriosos del Santo Rosario.

- El Primer Misterio Glorioso: La triunfante resurrección de nuestro señor Jesucristo.

Después de haber muerto Jesús en la cruz, José de Arimatea fue a hablar con Poncio Pilatos para que le permitiera desclavar su cuerpo y darle sepultura. Pilatos le contestó que sí, y entonces con mucho cuidado descendieron a Jesús de la cruz y se lo pusieron en brazos de su madre. María recogió el cuerpo inerte de su hijo y nunca en la vida se ha visto una cara de dolor de una madre más grande al mirar el sufrimiento que le habían infligido a su hijo.

Cerca de donde lo crucificaron había un huerto, y en él había un sepulcro horadado en la piedra que no había sido utilizado. En él llevaron a Jesús y lo sepultaron según la tradición judía. Nicodemo compró aceite, ungüentos y mirra para embalsamar el cuerpo. Según la tradición luego envolverían el cuerpo en un paño de hilo y sobre la cara pondrían un sudario.

Era el primer día de la semana, y con los primeros rayos del Sol iban hacia el sepulcro María Magdalena, María la madre de Santiago apóstol y Salomé. Hablaban por el camino y decían: “¿Quién nos moverá la piedra para poder entrar en el sepulcro y echar los perfumes que traemos?”. Pero cuando llegaron allí se encontraron con que el sepulcro estaba abierto, entraron horrorizadas y vieron sentado en el lugar donde habían puesto a Jesús a un ángel vestido de blanco que les dijo: “El que buscáis entre los muertos ya no está aquí, ha resucitado. Id y decídselo a los discípulos, especialmente a Pedro. Decidles que vayan a Galilea, que yo iré delante de ellos”.

- El Segundo Misterio Glorioso: La ascensión del Señor a los cielos.

Muchas fueron las veces que Jesús se les apareció a sus discípulos. Unas veces asando un pez a la orilla del lago Tiberíades, otras veces caminando a su lado, otras veces lo reconocían mientras comían al partir el pan.

Una vez se les apareció mientras estaba ausente Tomás, al llegar este le dijeron que el Maestro había estado con ellos y Tomás les dijo: “Mientras yo no meta el dedo en la llaga de sus manos y la mano en la herida de su costado, no lo creeré”. Al cabo de ocho días volvió a aparecerse Jesús y estaba Tomás, y dirigiéndose a este le dijo: “Ven, mete tus dedos en mis llagas y la mano en mi costado” y Tomás respondió: “Jesús mío y Dios mío”, entonces Jesús le dijo: “Bienaventurados los que creen sin haber visto, porque tú has creído porque has visto”.

Después de esto les enseñó otras muchas cosas y les hizo muchas recomendaciones, y como ya había llegado su hora fueron a lo alto de un monte y allí poco a poco Jesús subió a los cielos. Una nube lo envolvió y los discípulos, que estaban mirando hacia el cielo con la boca abierta oyeron una voz que decía: “Galileos, no miréis al cielo, el día que él vuelva, al final del mundo, lo hará con toda su gloria y majestad”.

- El Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo sobre el Sagrado Colegio Apostólico.

Tras la ascensión de Jesús a los cielos, los discípulos se convirtieron en seres miedosos y pusilánimes, y permanecían encerrados en el cenáculo por temor a que los reconocieran y los mataran. Pero un día sintieron un ruido y un suave viento que entró por la ventana. Este los envolvió y se puso en su cabeza en forma de lenguas de fuego, era el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, que los transformó. Así, había en Jerusalén un gran gentío de gente de todos los rincones del mundo: Persas, medos, gente de Frigia, de Egipto, de la China, de Capadocia, romanos, árabes... y salieron los discípulos a esa plaza y empezaron a contar las maravillas de Dios. La gente que los escuchaba decía: “¿Cómo es posible esto?, que nosotros de distintas razas los entendamos en nuestra lengua. ¿Estos no son unos humildes galileos?”.

Ahí empezó la predicación del Santo Evangelio, los discípulos se repartieron por distintas partes del mundo, y a España vino Santiago.

- El Cuarto Misterio Glorioso: La asunción de la virgen María a los cielos.

Era tradición desde la antigüedad que María estaba en el cielo en cuerpo y alma. Se comprende que el que todo lo puede no iba a dejar que su madre se pudriera en el sepulcro, sino que la elevó a los cielos para darle toda la gloria que se merecía.

Aquí en España hay una gran devoción a la Santísima Virgen María y se celebran muchos actos el día de la Asunción, el 15 de agosto. Por ejemplo, en una ciudad muy bonita del Mediterráneo llamada Elche, llena de palmeras, celebran un auto sacramental en la Iglesia de Santa María y escenifican la asunción de María a los cielos. Este acto es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. También en Sevilla le bailan “Los seises” (unos niños que bailan sólo tres veces al año en el altar mayor de la catedral) en honor a la Santísima Virgen María.

Esta tradición de María subida a los cielos la confirmó el Papa Pío XII en dogma de fe el 1 de noviembre de 1950 mediante la Constitución Apostólica MUNIFICENTISSIMUS DEUS.

- El Quinto Misterio Glorioso: María coronada reina del Cielo y de la Tierra.

Desde el cielo María nos cuida y nos protege. Dios la coronó de 12 estrellas sobre su cabeza, la vistió de blanco y bajo sus pies puso la luna. Así María es reina del cielo, de la tierra, de los abismos, de las montañas, de los mares, de los llanos, de los bosques... es la reina del universo.

Por eso cuando pedimos a Jesús a través de su madre las gracias nos las concede, porque Jesús no se puede negar a nada de lo que le pida su madre.

De las manos de la Virgen salen dos rayos de luz, y así se la llama María mediadora de todas las gracias. En ella tenemos una buena abogada. María nos protege y nos ampara, y cuida de nosotros. Todos estamos bajo el techo de Jesús y de María.

domingo, 6 de marzo de 2011

Busquemos entre todos advocaciones de la Virgen.



 También he pensado si queréis que hagamos entre todos una lista de advocaciones de la Virgen, así cada uno podéis decir el nombre de la Virgen de vuestra ciudad o país, y entre todos podemos descubrir la cantidad de nombres que tiene María Santísima.

Para empezar yo pondré la primera: María Inmaculada.

Continuación de la explicación del Santo Rosario: Los Misterios Dolorosos.



Primero explicaremos el origen de la Pascua judía:

La palabra Pascua significa “paso” y lo que se conmemora es la salida de los israelitas, el pueblo de Dios, bajo la tiranía de los faraones de Egipto.

Estaban los israelitas bajo el yugo de los faraones y sus llantos y súplicas llegaron a oídos de Dios, y entonces mediante Moisés, que fue el instrumento que Dios puso para sacarlos de la opresión, Moisés habló con el faraón para que los dejase salir y él se negó rotundamente.

Entonces cayeron siete plagas sobre el pueblo egipcio: Invasión de langostas, de mosquitos, el agua se convertía en sangre, caían granizos del cielo que al llegar al suelo se convertían en fuego. Todos estos signos los veía el faraón y decía que eran brujería.

Viendo que no hacía caso, entonces Dios le dijo a Moisés: “Al caer la tarde matad un cordero en cada familia y si no hay suficientes comensales para comerlo entero reunirse con el vecino o familia para que no quede nada. Y amasar un pan ácimo sin levadura y con hierbas amargas”, el pan ácimo era para que recordaran el amargor de la esclavitud. También le dijo que con la sangre del cordero mancharan el dintel de las puertas, para señalar que ahí vivían los israelitas y que estuvieran vestidos, con las sandalias puestas, la cintura prieta y un báculo en la mano para estar preparados para el éxodo.

Al caer la tarde, el Ángel del señor recorrió todo Egipto y murieron todos los primogénitos desde el del rey hasta los de las familias más humildes, incluidos los de los animales. En la vida se ha oído tantos gritos de dolor en una ciudad al ver que en cada casa había muerto una persona. Al ver esto el faraón se asustó y les dijo a los israelitas que se fueran.

En ese momento empezaron su camino y una gran columna de humo se puso guiando delante de Moisés como guía de todos los israelitas

Al llegar al río Jordán, las aguas le cortaban el paso, y hubo un momento de desconcierto en el campamento pensando que Moisés los había llevado allí a morir. Pero entonces Moisés levantó las mansos y las aguas del Jordán se levantaron haciendo dos paredes a cada lado y por el lecho del río ellos pasaron llevándose consigo sus animales y pertenencias.

Cuando ya hubieron cruzado el río, la columna de humo se colocó la final de la caravana y los egipcios que venían persiguiéndolos para matarlos, al bajar las manos Moisés, quedaron en el fondo del río.

- El Primer Misterio Doloroso: La oración en el huerto.

Eran las fiestas de la Pascua y por ese motivo una gran muchedumbre de gente venida de todas los pueblos y ciudades venían a Jerusalén a celebrar la Pascua en el templo.

Habían cenado Jesús con los doce apóstoles y entonces cogió una palangana, se ató un trapo a la cintura y de rodillas empezó a lavarles los pies a cada uno de ellos. Ellos le miraban y no acertaban a comprender por que hacía eso. Al llegar a Pedro, este le dijo: “Maestro a mí no me lavas los pies” y Jesús le contestó:“Si no te dejas que te lave los pies, no estás conmigo” a lo que Pedro contestó: ”Entonces me lavas los pies, las manos y la cabeza” y Jesús le dijo: ”El que está limpio solo necesita lavarse los pies.”

Con este gesto Jesús les quiso decir que tenían que ser humildes y estar ayudando a los demás. Entonces se sentó en la mesa, cogió un trozo de pan lo partió, le dio un trozo a cada uno y lo bendijo, y dijo: ”Tomad y comed que este es mi cuerpo”, después tomando la coma de vino la levantó la bendijo y les dio a beber a cada uno diciendo: ”Tomad y bebed que esta es mi sangre”.

En este momento Jesús había instaurado el Sacramento de la Eucaristía, la prueba de amor más grande para quedarse entre nosotros a través de los siglos.

Habiendo terminado les dijo a los discípulos: “Unos de vosotros me va a traicionar”. Pues ya en el corazón de Judas anidaba la traición, ya que él había pactado con los sumos sacerdotes que iba a entregar a Jesús a cambio de treinta monedas de plata.

Tras la cena se dirigieron al huerto de Getsemaní, que estaba situado a la otra parte del arroyo de Cedrón.

Cuando llegaron allí Jesús se adelantó unos pasos y les dijo: ”Velar esta noche por mí que yo voy a rezar”. A Jesús le entró una angustia horrible, de ver lo que se le venía encima, y sudaba y de sus poros salían gotas de sangre. Volvió a donde estaban sus discípulos y vio que estaban dormidos y los despertó, y Él regreso donde estaba para seguir rezando. Calló en tierra Jesús y le dijo a su Padre: ”Padre mío si es posible pasa de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Jesús se volvió a sus discípulos otra vez y les dijo: ”Despertaos que ya ha llegado la hora en que el hijo del hombre va a ser entregado”, y al momento llegaron unos soldados acompañados de Judas que le dio un beso en la mejilla a Jesús, que era la contraseña para que los guardias supieran quien era el que buscaban.

Y Jesús le dijo: ”¿Con un beso me entregas?”, y Judas se marchó horrorizado.

- El Segundo Misterio Doloroso: La flagelación del Señor.

Llevaron a Jesús preso a los sumos sacerdotes Anás y Caifás para que lo juzgaran, y como ellos querían crucificarle y su religión se lo prohibía, lo enviaron a Poncio Pilatos. Este era el gobernador romano y lo estuvo interrogando. No encontraba ningún motivo para condenarlo, y los sumos sacerdotes le dijeron que había dicho que era el rey de los judíos y eso iba en contra del emperador Cesar, así Poncio Pilatos se asustó y mando azotarlo.

Los látigos eran muy estrechos y finos y en la punta tenían una bola de metal para hacer más daño al que azotaban, así de esta manera Jesús quedo medio muerto del castigo de las flagelaciones.

- El Tercer Misterio Doloroso: La coronación de espinas.

Unos soldados trenzaron con unas ramas de espino una corona, la cual pusieron en la cabeza de Jesús y las gotas de sangre le chorrearon por el cuerpo. Le cubrieron los hombros con una capa de púrpura roja y en la mano le pusieron una caña, entonces Pilatos le puso delante de la muchedumbre y dijo: ”Aquí tenéis a vuestro rey, el rey de los judíos”.

La mujer de Pilatos, que sabía de las cosas buenas que había hecho Jesús, le decía a su marido que no lo matara pero Pilatos, ya presionado por los sumo sacerdotes se vio obligado a tomar esta decisión, y entonces mandó traer una palangana con agua y delante de todos se lavó las manos y dijo: ”Yo no soy culpable de la muerte de este inocente”.

En un último intento de salvarlo pensó que en las mazmorras estaba un terrible bandido llamado Barrabás y mandó traerlo, entonces dirigiéndose a la muchedumbre dijo: ”¿A quién queréis que suelte a Jesús Nazareno o a Barrabás?” y la gente empezó a gritar: “¡A Barrabás! ¡A Barrabás!”.

Y así fue condenado Jesús a morir en la cruz.

- El Cuarto Misterio Doloroso: Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.

Era costumbre que los reos que iban a crucificar llevaran su cruz a cuestas, y así se la pusieron a Jesús, pero como el camino estaba inclinado y Él estaba tan débil ya, se callo tres veces al suelo. Entonces los soldados pensaron que iban a ponerle a alguien que le ayudara antes que se muriera en el camino. Escogieron a un hombre fuerte que se llamaba Cirineo, que fue el que llevó la cruz de Cristo.

Aquí debemos pensar, que cada uno de nosotros, tenemos distintas cruces. Para unos será la enfermedad, para otros la soledad, el desprecio, el abandono, la miseria, la pobreza... Pero si aceptamos la cruz que cada uno tenemos y se la ofrecemos a Jesús en perdón de nuestros pecados y por el bien de todas las almas, esa cruz pesada que cada uno tenemos se convierte en liviana y ya no nos parece triste si no que la llevamos con resignación y alegría.

- El Quinto Misterio Doloroso: Jesús muere en la cruz.

Cuando llegaron a lo alto del monte Calvario lo clavaron en el madero, y lo pusieron entre dos ladrones que iban a ser crucificados con Él. Ellos hablaban entre sí y decían: “Nosotros somos culpables, pero este es un inocente” y dirigiéndose a Jesús le dijo uno de ellos: “Acuérdate de mi cuando estés en tu reino” y Jesús le contesto: “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

A los pies de la cruz estaban las tres marías: María la madre de Dios, María Magdalena y María de Cleofás. También estaba Juan, el discípulo amado de Jesús, pues el resto de los discípulos estaban a lo lejos asustados y no se atrevían a acercarse no los fueran a detener. Jesús los miró y le dijo a María: ”Madre ahí tienes a tu hijo” y dirigiéndose a Juan le dijo: “Ahí tienes a tu madre” y desde ese momento Juan la recibió en su casa.

Jesús ya en su agonía tenía sed y le dijo a los soldados: ”Tengo sed” y un malnacido cogió una caña puso una esponja en la punta, la envolvió en vinagre y se la dio a la boca. Más tarde otro soldado llamado Longinus clavó una lanza en el costado de Jesús y de el brotó sangre y agua. Imaginaros el dolor de María viendo a su hijo en esa situación agonizando en la cruz la tristeza y la soledad que tenía. Y Jesús mirando hacia el cielo dijo: ”Todo está consumado” y dando un fuerte grito exclamó “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” y expiró.

En ese momento, el Sol se cubrió y se hizo una oscuridad enorme, un fuerte viento movía todos los presentes, la tierra temblaba y un soldado exclamo: ”Verdaderamente este hombre era el hijo de Dios”.

El velo del templo que cubría el Sancta Sanctorum, el arca de la alianza, donde se guardaban las tablas de la ley se rasgó.

Y así fue como Jesús que vino a salvarnos murió en la cruz.


NOTA

Queridos amigos internautas:

Me gustaría que cuando leáis estas páginas me hicierais llegar algunos comentarios, si os gusta como lo explico o no. Cuando terminemos con El Rosario ya iremos con otras cosas que tengo pensadas.