domingo, 13 de marzo de 2011

Finalización de la explicación del Santo Rosario: Los Misterios Gloriosos.


Queridos amigos internautas, esta semana os voy a explicar los Misterios Gloriosos del Santo Rosario.

- El Primer Misterio Glorioso: La triunfante resurrección de nuestro señor Jesucristo.

Después de haber muerto Jesús en la cruz, José de Arimatea fue a hablar con Poncio Pilatos para que le permitiera desclavar su cuerpo y darle sepultura. Pilatos le contestó que sí, y entonces con mucho cuidado descendieron a Jesús de la cruz y se lo pusieron en brazos de su madre. María recogió el cuerpo inerte de su hijo y nunca en la vida se ha visto una cara de dolor de una madre más grande al mirar el sufrimiento que le habían infligido a su hijo.

Cerca de donde lo crucificaron había un huerto, y en él había un sepulcro horadado en la piedra que no había sido utilizado. En él llevaron a Jesús y lo sepultaron según la tradición judía. Nicodemo compró aceite, ungüentos y mirra para embalsamar el cuerpo. Según la tradición luego envolverían el cuerpo en un paño de hilo y sobre la cara pondrían un sudario.

Era el primer día de la semana, y con los primeros rayos del Sol iban hacia el sepulcro María Magdalena, María la madre de Santiago apóstol y Salomé. Hablaban por el camino y decían: “¿Quién nos moverá la piedra para poder entrar en el sepulcro y echar los perfumes que traemos?”. Pero cuando llegaron allí se encontraron con que el sepulcro estaba abierto, entraron horrorizadas y vieron sentado en el lugar donde habían puesto a Jesús a un ángel vestido de blanco que les dijo: “El que buscáis entre los muertos ya no está aquí, ha resucitado. Id y decídselo a los discípulos, especialmente a Pedro. Decidles que vayan a Galilea, que yo iré delante de ellos”.

- El Segundo Misterio Glorioso: La ascensión del Señor a los cielos.

Muchas fueron las veces que Jesús se les apareció a sus discípulos. Unas veces asando un pez a la orilla del lago Tiberíades, otras veces caminando a su lado, otras veces lo reconocían mientras comían al partir el pan.

Una vez se les apareció mientras estaba ausente Tomás, al llegar este le dijeron que el Maestro había estado con ellos y Tomás les dijo: “Mientras yo no meta el dedo en la llaga de sus manos y la mano en la herida de su costado, no lo creeré”. Al cabo de ocho días volvió a aparecerse Jesús y estaba Tomás, y dirigiéndose a este le dijo: “Ven, mete tus dedos en mis llagas y la mano en mi costado” y Tomás respondió: “Jesús mío y Dios mío”, entonces Jesús le dijo: “Bienaventurados los que creen sin haber visto, porque tú has creído porque has visto”.

Después de esto les enseñó otras muchas cosas y les hizo muchas recomendaciones, y como ya había llegado su hora fueron a lo alto de un monte y allí poco a poco Jesús subió a los cielos. Una nube lo envolvió y los discípulos, que estaban mirando hacia el cielo con la boca abierta oyeron una voz que decía: “Galileos, no miréis al cielo, el día que él vuelva, al final del mundo, lo hará con toda su gloria y majestad”.

- El Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo sobre el Sagrado Colegio Apostólico.

Tras la ascensión de Jesús a los cielos, los discípulos se convirtieron en seres miedosos y pusilánimes, y permanecían encerrados en el cenáculo por temor a que los reconocieran y los mataran. Pero un día sintieron un ruido y un suave viento que entró por la ventana. Este los envolvió y se puso en su cabeza en forma de lenguas de fuego, era el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, que los transformó. Así, había en Jerusalén un gran gentío de gente de todos los rincones del mundo: Persas, medos, gente de Frigia, de Egipto, de la China, de Capadocia, romanos, árabes... y salieron los discípulos a esa plaza y empezaron a contar las maravillas de Dios. La gente que los escuchaba decía: “¿Cómo es posible esto?, que nosotros de distintas razas los entendamos en nuestra lengua. ¿Estos no son unos humildes galileos?”.

Ahí empezó la predicación del Santo Evangelio, los discípulos se repartieron por distintas partes del mundo, y a España vino Santiago.

- El Cuarto Misterio Glorioso: La asunción de la virgen María a los cielos.

Era tradición desde la antigüedad que María estaba en el cielo en cuerpo y alma. Se comprende que el que todo lo puede no iba a dejar que su madre se pudriera en el sepulcro, sino que la elevó a los cielos para darle toda la gloria que se merecía.

Aquí en España hay una gran devoción a la Santísima Virgen María y se celebran muchos actos el día de la Asunción, el 15 de agosto. Por ejemplo, en una ciudad muy bonita del Mediterráneo llamada Elche, llena de palmeras, celebran un auto sacramental en la Iglesia de Santa María y escenifican la asunción de María a los cielos. Este acto es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. También en Sevilla le bailan “Los seises” (unos niños que bailan sólo tres veces al año en el altar mayor de la catedral) en honor a la Santísima Virgen María.

Esta tradición de María subida a los cielos la confirmó el Papa Pío XII en dogma de fe el 1 de noviembre de 1950 mediante la Constitución Apostólica MUNIFICENTISSIMUS DEUS.

- El Quinto Misterio Glorioso: María coronada reina del Cielo y de la Tierra.

Desde el cielo María nos cuida y nos protege. Dios la coronó de 12 estrellas sobre su cabeza, la vistió de blanco y bajo sus pies puso la luna. Así María es reina del cielo, de la tierra, de los abismos, de las montañas, de los mares, de los llanos, de los bosques... es la reina del universo.

Por eso cuando pedimos a Jesús a través de su madre las gracias nos las concede, porque Jesús no se puede negar a nada de lo que le pida su madre.

De las manos de la Virgen salen dos rayos de luz, y así se la llama María mediadora de todas las gracias. En ella tenemos una buena abogada. María nos protege y nos ampara, y cuida de nosotros. Todos estamos bajo el techo de Jesús y de María.

1 comentario:

Gracias por participar en el grupo de oración.