La palabra Pascua significa “paso” y lo que se conmemora es la salida de los israelitas, el pueblo de Dios, bajo la tiranía de los faraones de Egipto.
Estaban los israelitas bajo el yugo de los faraones y sus llantos y súplicas llegaron a oídos de Dios, y entonces mediante Moisés, que fue el instrumento que Dios puso para sacarlos de la opresión, Moisés habló con el faraón para que los dejase salir y él se negó rotundamente.
Entonces cayeron siete plagas sobre el pueblo egipcio: Invasión de langostas, de mosquitos, el agua se convertía en sangre, caían granizos del cielo que al llegar al suelo se convertían en fuego. Todos estos signos los veía el faraón y decía que eran brujería.
Viendo que no hacía caso, entonces Dios le dijo a Moisés: “Al caer la tarde matad un cordero en cada familia y si no hay suficientes comensales para comerlo entero reunirse con el vecino o familia para que no quede nada. Y amasar un pan ácimo sin levadura y con hierbas amargas”, el pan ácimo era para que recordaran el amargor de la esclavitud. También le dijo que con la sangre del cordero mancharan el dintel de las puertas, para señalar que ahí vivían los israelitas y que estuvieran vestidos, con las sandalias puestas, la cintura prieta y un báculo en la mano para estar preparados para el éxodo.
Al caer la tarde, el Ángel del señor recorrió todo Egipto y murieron todos los primogénitos desde el del rey hasta los de las familias más humildes, incluidos los de los animales. En la vida se ha oído tantos gritos de dolor en una ciudad al ver que en cada casa había muerto una persona. Al ver esto el faraón se asustó y les dijo a los israelitas que se fueran.
En ese momento empezaron su camino y una gran columna de humo se puso guiando delante de Moisés como guía de todos los israelitas
Al llegar al río Jordán, las aguas le cortaban el paso, y hubo un momento de desconcierto en el campamento pensando que Moisés los había llevado allí a morir. Pero entonces Moisés levantó las mansos y las aguas del Jordán se levantaron haciendo dos paredes a cada lado y por el lecho del río ellos pasaron llevándose consigo sus animales y pertenencias.
Cuando ya hubieron cruzado el río, la columna de humo se colocó la final de la caravana y los egipcios que venían persiguiéndolos para matarlos, al bajar las manos Moisés, quedaron en el fondo del río.
- El Primer Misterio Doloroso: La oración en el huerto.
Eran las fiestas de la Pascua y por ese motivo una gran muchedumbre de gente venida de todas los pueblos y ciudades venían a Jerusalén a celebrar la Pascua en el templo.
Habían cenado Jesús con los doce apóstoles y entonces cogió una palangana, se ató un trapo a la cintura y de rodillas empezó a lavarles los pies a cada uno de ellos. Ellos le miraban y no acertaban a comprender por que hacía eso. Al llegar a Pedro, este le dijo: “Maestro a mí no me lavas los pies” y Jesús le contestó:“Si no te dejas que te lave los pies, no estás conmigo” a lo que Pedro contestó: ”Entonces me lavas los pies, las manos y la cabeza” y Jesús le dijo: ”El que está limpio solo necesita lavarse los pies.”
Con este gesto Jesús les quiso decir que tenían que ser humildes y estar ayudando a los demás. Entonces se sentó en la mesa, cogió un trozo de pan lo partió, le dio un trozo a cada uno y lo bendijo, y dijo: ”Tomad y comed que este es mi cuerpo”, después tomando la coma de vino la levantó la bendijo y les dio a beber a cada uno diciendo: ”Tomad y bebed que esta es mi sangre”.
En este momento Jesús había instaurado el Sacramento de la Eucaristía, la prueba de amor más grande para quedarse entre nosotros a través de los siglos.
Habiendo terminado les dijo a los discípulos: “Unos de vosotros me va a traicionar”. Pues ya en el corazón de Judas anidaba la traición, ya que él había pactado con los sumos sacerdotes que iba a entregar a Jesús a cambio de treinta monedas de plata.
Tras la cena se dirigieron al huerto de Getsemaní, que estaba situado a la otra parte del arroyo de Cedrón.
Cuando llegaron allí Jesús se adelantó unos pasos y les dijo: ”Velar esta noche por mí que yo voy a rezar”. A Jesús le entró una angustia horrible, de ver lo que se le venía encima, y sudaba y de sus poros salían gotas de sangre. Volvió a donde estaban sus discípulos y vio que estaban dormidos y los despertó, y Él regreso donde estaba para seguir rezando. Calló en tierra Jesús y le dijo a su Padre: ”Padre mío si es posible pasa de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Jesús se volvió a sus discípulos otra vez y les dijo: ”Despertaos que ya ha llegado la hora en que el hijo del hombre va a ser entregado”, y al momento llegaron unos soldados acompañados de Judas que le dio un beso en la mejilla a Jesús, que era la contraseña para que los guardias supieran quien era el que buscaban.
Y Jesús le dijo: ”¿Con un beso me entregas?”, y Judas se marchó horrorizado.
- El Segundo Misterio Doloroso: La flagelación del Señor.
Llevaron a Jesús preso a los sumos sacerdotes Anás y Caifás para que lo juzgaran, y como ellos querían crucificarle y su religión se lo prohibía, lo enviaron a Poncio Pilatos. Este era el gobernador romano y lo estuvo interrogando. No encontraba ningún motivo para condenarlo, y los sumos sacerdotes le dijeron que había dicho que era el rey de los judíos y eso iba en contra del emperador Cesar, así Poncio Pilatos se asustó y mando azotarlo.
Los látigos eran muy estrechos y finos y en la punta tenían una bola de metal para hacer más daño al que azotaban, así de esta manera Jesús quedo medio muerto del castigo de las flagelaciones.
- El Tercer Misterio Doloroso: La coronación de espinas.
Unos soldados trenzaron con unas ramas de espino una corona, la cual pusieron en la cabeza de Jesús y las gotas de sangre le chorrearon por el cuerpo. Le cubrieron los hombros con una capa de púrpura roja y en la mano le pusieron una caña, entonces Pilatos le puso delante de la muchedumbre y dijo: ”Aquí tenéis a vuestro rey, el rey de los judíos”.
La mujer de Pilatos, que sabía de las cosas buenas que había hecho Jesús, le decía a su marido que no lo matara pero Pilatos, ya presionado por los sumo sacerdotes se vio obligado a tomar esta decisión, y entonces mandó traer una palangana con agua y delante de todos se lavó las manos y dijo: ”Yo no soy culpable de la muerte de este inocente”.
En un último intento de salvarlo pensó que en las mazmorras estaba un terrible bandido llamado Barrabás y mandó traerlo, entonces dirigiéndose a la muchedumbre dijo: ”¿A quién queréis que suelte a Jesús Nazareno o a Barrabás?” y la gente empezó a gritar: “¡A Barrabás! ¡A Barrabás!”.
Y así fue condenado Jesús a morir en la cruz.
- El Cuarto Misterio Doloroso: Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.
Era costumbre que los reos que iban a crucificar llevaran su cruz a cuestas, y así se la pusieron a Jesús, pero como el camino estaba inclinado y Él estaba tan débil ya, se callo tres veces al suelo. Entonces los soldados pensaron que iban a ponerle a alguien que le ayudara antes que se muriera en el camino. Escogieron a un hombre fuerte que se llamaba Cirineo, que fue el que llevó la cruz de Cristo.
Aquí debemos pensar, que cada uno de nosotros, tenemos distintas cruces. Para unos será la enfermedad, para otros la soledad, el desprecio, el abandono, la miseria, la pobreza... Pero si aceptamos la cruz que cada uno tenemos y se la ofrecemos a Jesús en perdón de nuestros pecados y por el bien de todas las almas, esa cruz pesada que cada uno tenemos se convierte en liviana y ya no nos parece triste si no que la llevamos con resignación y alegría.
- El Quinto Misterio Doloroso: Jesús muere en la cruz.
Cuando llegaron a lo alto del monte Calvario lo clavaron en el madero, y lo pusieron entre dos ladrones que iban a ser crucificados con Él. Ellos hablaban entre sí y decían: “Nosotros somos culpables, pero este es un inocente” y dirigiéndose a Jesús le dijo uno de ellos: “Acuérdate de mi cuando estés en tu reino” y Jesús le contesto: “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
A los pies de la cruz estaban las tres marías: María la madre de Dios, María Magdalena y María de Cleofás. También estaba Juan, el discípulo amado de Jesús, pues el resto de los discípulos estaban a lo lejos asustados y no se atrevían a acercarse no los fueran a detener. Jesús los miró y le dijo a María: ”Madre ahí tienes a tu hijo” y dirigiéndose a Juan le dijo: “Ahí tienes a tu madre” y desde ese momento Juan la recibió en su casa.
Jesús ya en su agonía tenía sed y le dijo a los soldados: ”Tengo sed” y un malnacido cogió una caña puso una esponja en la punta, la envolvió en vinagre y se la dio a la boca. Más tarde otro soldado llamado Longinus clavó una lanza en el costado de Jesús y de el brotó sangre y agua. Imaginaros el dolor de María viendo a su hijo en esa situación agonizando en la cruz la tristeza y la soledad que tenía. Y Jesús mirando hacia el cielo dijo: ”Todo está consumado” y dando un fuerte grito exclamó “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” y expiró.
En ese momento, el Sol se cubrió y se hizo una oscuridad enorme, un fuerte viento movía todos los presentes, la tierra temblaba y un soldado exclamo: ”Verdaderamente este hombre era el hijo de Dios”.
El velo del templo que cubría el Sancta Sanctorum, el arca de la alianza, donde se guardaban las tablas de la ley se rasgó.
Y así fue como Jesús que vino a salvarnos murió en la cruz.
NOTA
Queridos amigos internautas:
Me gustaría que cuando leáis estas páginas me hicierais llegar algunos comentarios, si os gusta como lo explico o no. Cuando terminemos con El Rosario ya iremos con otras cosas que tengo pensadas.
Abuela a mi ME ENCANTA como explicas, te quiero muuucho (L)
ResponderEliminarhermoso el mensaje que el dolor de cristo nos quiere transmitir, por un lado es soportar estoica y dignamente las adversidades de la misma forma en que jesus lo soporto, por otro lado es reafirmar la fe infinita en alguien que murio para darnos paz
ResponderEliminaren este momento cargo una injusta cruz solo la fe podra dar a relucir la verdad la confianza en dios y jesus es lo unico realmente cierto en la vida de las personas pido una oracion para ayudarme, el 28 de junio sera el inicio de mi lucha y mi fe
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