Queridos amigos internautas, una vez más me dirijo a vosotros (aunque con retraso y sin ser mía la culpa) con todo cariño, pues siento una gran satisfacción cada vez que os escribo en nuestra página. Cada vez son más las personas que se unen a nosotros. Ya somos un gran grupo y el punto de conexión que tenemos entre todos sigue siendo nuestro eje principal que es la ORACIÓN. Gracias a ella, nos ayudamos unos a otros al pedir que se nos solucionen nuestros problemas y avatares de la vida, bien sean problemas espirituales, de salud o terrenales. Siento una gran alegría y satisfacción al pensar que desde cualquier rincón del mundo hay personas que estamos rezando a la misma hora para conseguir un mundo mejor y extender el reino de Cristo hasta los confines de la Tierra.
Ahora me he dado cuenta de cuan importante son las personas que nos rodean, pues cuando necesitamos ayuda bien por la edad o la enfermedad, y nos vemos cada día mas vulnerables y con dificultades para hacer nuestra vida cotidiana y aquellas cosas que hacíamos sencillamente y sin darle importancia, se convierten en camino lleno de obstáculos. Entonces sentimos que nuestro círculo se va estrechando y nos va quedando prisioneros dentro de él. Aquí es cuando se produce el milagro al ver que algunas de las personas que nos rodean con todo su cariño y paciencia nos ayudan dándonos ánimos para poder salir de ese círculo que nos está oprimiendo. Benditas sean todas ellas que tienen la caridad de socorrernos y ayudarnos. Jesús dijo que el amor y la ayuda que se les hiciera a los padres y a cualquier persona indefensa, nunca sería en balde. Esa obra no se perdería y llegaría al cielo.
Hoy he pensado que vendría bien hablar de la curación de los 10 leprosos. Os voy a relatar como sucedió y luego os daré mis conclusiones.
Iba Jesús con sus apóstoles camino de Jerusalén, atravesaban Galilea y Samaria cuando a lo lejos vieron un grupo de 10 leprosos que gritaban llamando su atención y les decían: Maestro, ten misericordia. Al oírles Jesús se paró, les miró y se compadeció de ellos. Vio sus cuerpos llenos de lepra y entonces les dijo: ir y presentaron a los sacerdotes del templo para que certifiquen vuestra curación (En aquellos tiempos era obligatorio que todo enfermo de lepra cuando se curase tenía que tener el certificado de los sacerdotes que dijera que estaba limpio de la enfermedad). Salieron corriendo los 10 leprosos y hacia la mitad del camino se dieron cuenta de que se habían curado, y entonces uno de los 10 que era samaritano (extranjero) se volvió corriendo a buscar a Jesús para darle las gracias. Cuando llego ante él se arrodillo y dando gritos de alabanza demostraba a Jesús todo su agradecimiento. Entonces Jesús le pregunto. Erais 10, ¿dónde están los 9 restantes? A lo que el samaritano calló. Jesús le dijo: ve en paz tu fe te ha salvado. Este milagro me hace pensar en lo que Jesús nos quiere decir con el:
1º Demuestra todo el cariño que nos tiene, que él no se alegra con las cosas malas que nos suceden sino por el contrario se apiada de nosotros y nos ayuda.
2º Otra reflexión que podemos hacer es demostrar nuestro agradecimiento cuando alguien nos ayuda y nos socorre. Jesús hizo ver que tenían que haber vuelto los 10 leprosos para darles las gracias no porque el las necesitara sino para que aprendamos a ser agradecidos.
Aunque me llaméis pesada, os animo a que cada día recemos mas y mejor pues cuando estamos rezando y nos ponemos en contacto con Dios, con la Santísima Virgen María, con las benditas ánimas del purgatorio, los fieles difuntos o a través de todos los ángeles y los santos, hablemos con Dios de una manera sencilla como nuestro padre que es o el mejor de nuestros amigos y conversemos. Contémosle todo lo que nos sucede, bien sea bueno o malo, desahoguémonos como lo haríamos con nuestros padres y apoyemos nuestra cabeza sobre su pecho que él con sus brazos nos rodeará y nos dará la paz que necesitamos. Cuando rezamos de verdad no hay nada que nos produzca más satisfacción y serenidad en nuestra vida que ese rato que hemos estado en comunicación con Dios.
Os recuerdo que este mes de mayo es el mes dedicado a la Santísima Virgen María. Procuremos cada día ofrecerle una flor con nuestro amor y sacrificio para adornar su altar. Hay grandes celebraciones de la Virgen María en este mes de mayo como por ejemplo la Virgen de Fátima o María Auxiliadora, auxilio de los cristianos. Recemos el Santo Rosario con gran devoción.
He encontrado una oración que me parece preciosa para que si os animáis la recemos por todas aquellas almas que no han conocido a Cristo o han renegado de él. Mediante esta oración pediremos para que tengan una nueva oportunidad de amar a Jesús. Aquí os la escribo:
“Oremos por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación”.
Queridos amigos espero no tardar tanto en escribiros. Hasta la semana que viene si Dios quiere.