viernes, 28 de octubre de 2011

Sabatina a la Virgen del Carmen y Parroquia Virgen del Carmen.



Primera estrofa:
Es la Virgen del Carmen nuestra abogada,
que en penas y trabajos, graciosa ampara. (x2)

Estribillo:
Viva María, Viva el Carmelo, Viva el Escapulario Puerta del cielo.

Segunda estrofa:
Es el Escapulario Sol refulgente que alumbra con sus rayos hasta la muerte. (x2)

(Estribillo)

Tercera estrofa:
Los ojos de la Virgen me están mirando para ver si llevo puesto su Escapulario. (x2)

(Estribillo)

Cuarta estrofa:
Mírame, dulce madre, mírame siempre. Y verás que lo llevo puesto hasta
la muerte. (x2)

(Estribillo)


Queridos amigos internautas:

Esta hermosa canción la cantamos todos los sábados por la tarde en la parroquia. Nos la enseñó Doña Margarita, la madre de Don Roberto, nuestro antiguo párroco.

Era Doña Margarita (digo era porque falleció hace año y medio) una anciana joven, alegre, inteligente, afable, cariñosa y de buen trato. Se sentaba en el primer banco de la izquierda delante del altar y allí nos saludaba a casi todos los feligreses. Yo la llamaba mamá Margarita, pues siempre estaba pendiente de la Iglesia y de todos nosotros. Cuando teníamos algún problema se preocupaba y rezaba para que todo se resolviera bien, y cuando no nos veía en la misa le decía a su hijo:

- Roberto, llama a fulana que no ha venido, a ver si es que les pasa algo.

Y entonces Don Roberto nos llamaba y nos decía:

- ¿Os pasa algo? Que mi madre está preocupada porque no os ha visto.

Era presumida, siempre estaba muy bien arreglada y perfumada, y con este gesto nos quería decir que para venir a la Iglesia, había que venir no sólo limpio y aseado por fuera, sino con nuestra alma pura y nuestro corazón alegre.

  Muchas veces, cuando iban a saludarla, le decían con cariño: "¡Qué bien está usted, Doña Margarita!", y ella les contestaba: "¡Si ya tengo más de noventa años!", y la gente replicaba: "Pues está usted divinamente", a lo que ella respondía: "Cuando Dios me tiene aquí será por algo". Con esta frase nos quería decir que todos somos necesarios ante los ojos de Dios.  

A través de ella quiero rendir un homenaje a todas las madres y hermanas de sacerdotes que viven con ellos en las parroquias. Ellas son la mano femenina que de una manera silenciosa y abnegada cuidan de la Iglesia, de que todo esté limpio, que las flores estén frescas y que nunca le falte la luz al santísimo en el sagrario.

Me recuerda la imagen de la Virgen María cuando en las Bodas de Caná se dio cuenta de que se estaba terminando el vino e hizo que su hijo adelantase su vida pública al hacer el primer milagro de convertir el agua en vino.



Parroquia Virgen del Carmen

Está situada en las Chapas de Marbella. Una zona muy hermosa, tranquila y con mucha arboleda. Delante de su puerta se alzan unos hermosos pinos que la perfuman. Es una parroquia joven, mediana, sencilla, alegre, de paredes blancas, con grandes ventanas de colores y en el altar, unas hermosas vidrieras. En el tejado hay un hermoso carrillón de campanas y una torre con una cruz y un reloj.

En su interior, al fondo en el centro detrás del altar hay una imagen de Cristo crucificado. A su derecha está el patriarca San José con el niño y a su izquierda la Inmaculada Concepción, Patrona de España.

Al fondo a la derecha está el lugar más íntimo de la iglesia, pues ahí se encuentra el Sagrario, sitio de recogimiento y de oración, y encima, como no podía ser de otra manera, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

Al fondo a la izquierda está subida en la quilla de un barco de madera y rodeada de flores por todos lados nuestra Patrona la Virgen del Carmen, con su niñito en brazos en una mano y en la otra el Santo Escapulario.

En los laterales está el Via Crucis y al fondo el confesionario. En los sótanos de la iglesia están los salones parroquiales y a la izquierda la sacristía.

Como veis es todo muy sencillo, pero muy entrañable, pues al ser pequeña parece estar más en contacto con los feligreses. Al tener tantas ventanas entra mucha luz que la ilumina y la hace cálida y alegre.

Queridos amigos, os voy a hablar en grandes líneas de los cuatro párrocos que hemos tenido. El primero fue Don Ángel, un sacerdote sencillo, humilde y bueno. El segundo fue Don José. Era muy estricto pero tenía un gran don de Dios, explicaba el evangelio de una manera magistral.

El tercero era nuestro querido párroco Don Roberto. Él supo atraernos a todos a la Iglesia como si tuviera un fuerte imán. Era amable, cariñoso, se preocupaba de todos nosotros, cuando estábamos enfermos nos traía la Sagrada Comunión a la casa, nos oía cuando teníamos problemas y nos daba sabios consejos para poder solucionarlos. Tenía un don especial con todo el mundo, se trataba con todos, desde el más alto al más humilde. Y tenía una costumbre estupenda que yo tan sólo la he visto una vez en mi vida en Margate (una ciudad inglesa) cuando fui con mi familia hace años, que era salir a la puerta a saludar a los fieles (incluso por nosotros, aun sin conocernos, se interesó este párroco de Inglaterra). Eso mismo lo hacía Don Roberto, al terminar la misa siempre salía a la puerta a despedirnos. Siempre tenía una palabra cariñosa para cada uno de nosotros, “que paséis buen domingo”, “que os cuidéis”, a los que se iban “que tengáis buen viaje”. En una palabra: era un padre para todos nosotros.

Y el cuarto se llama Don Antonio Jesús. Lleva poco más de un mes en la parroquia y nos estamos conociendo. Él quiere agradar a todos y se ha ofrecido para todo lo que le necesitemos. Me ha impresionado que canta divinamente. Y nos está enseñando nuevas canciones. Aunque tiene una costumbre, que mientras nos da la comunión está cantando, y es una sensación hermosa ver la alegría con la que nos da la Sagrada Forma.

Amigos, os voy a contar un secreto. Desde que estoy ciega, le doy gracias a Dios porque esto me ha servido para estar más en contacto con Jesús, para no distraerme en tonterías y poder rezar con más devoción. Os invito a que si queréis cerréis los ojos cuando estéis en la Iglesia o rezando, y veréis cómo es más fácil escuchar a Jesús en nuestro corazón.

Hasta la semana que viene, si Dios quiere.


domingo, 16 de octubre de 2011

La parábola de la viña.



Queridos amigos internautas, hoy vamos a recordar esta parábola:

Estaba Jesús con sus discípulos cuando les propuso lo siguiente:

El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que quería plantar una viña, escogió el terreno, lo limpio de piedras y malezas, lo preparó y lo aró. En medio construyó una atalaya y un lagar, lo sembró todo de viñas y lo cercó para que los animales no entraran a pisotearlo.

Una vez terminado se lo entregó a unos labradores y les dijo:

-” La única condición que os pongo es que cuidéis de mi viña y cuando llegue la época de la vendimia vendré a recoger mi parte de los frutos”.

Cuando llegó el tiempo de la recolección el amo mandó a unos criados a recogerlos, pero los labradores les pegaron y los mataron. Entonces el amo volvió a mandar a mas criados y los malvados labradores hicieron los mismo, los mataron y los tiraron fuera de la viña. El amo indignado con todo lo que estaba sucediendo pensó:

-" Mandaré a mi único hijo pues a él le respetarán".  

Pero los labradores al ver al heredero pensaron: “ Matémosle y la viña será nuestra”.

El amo al ver todo esto montó en cólera y mandó a unos soldados que mataran a los labriegos , destruyeran la viña y quitaran la cerca para que los animales la pisotearan y no quedara ni rastro de ella.

¿Qué quería Jesús decirles con esta parábola?

A mi entender creo que cada uno de los elementos y personas que concurren en ella tienen un significado:

EL AMO: Representa a Dios Todopoderoso y misericordioso que desde el principio ,y por amor a nosotros los hombres, creó el cielo y la tierra y la llenó de todas las cosas bellas que nos rodean.

LA VIÑA: Somos todos nosotros los hombres,pues al igual que Dios dotó al mundo de todas las cosas necesarias, a nosotros nos dotó de inteligencia, de raciocinio y de todas las virtudes y cualidades que tenemos para que cada uno de nosotros con su esfuerzo sea responsable de su viña interior y a lo largo de toda nuestra vida hagamos que dé buen fruto.

LA ATALAYA: Es la torre que está en medio de la viña y significa que Dios está entre nosotros y especialmente en nuestra alma, y al ser tan alta cada vez que la miremos tenemos que levantar los ojos hacia el cielo. Nosotros tenemos nuestras atalayas que son todas las torres de las iglesias con sus campanas y relojes que nos llaman cada día a la oración, y los relojes nos marcan las horas de nuestra vida para que no las desperdiciemos.

EL LAGAR: Es el sitio indispensable donde la uva al ser pisada suelta el dulce mosto que luego se convertirá en los vinos suaves, olorosos y dulces que en el sacrificio de la santa misa y al bendecirlo el sacerdote con las palabras” Tomad y bebed que ésta es mi sangre” se convierte en la sangre de Cristo.

LOS LABRADORES: Son todos aquellos hombres que viven de espalda a Dios y son mezquinos e interesados, que no les importa avasallar a los demás, robarlos, matarlos, engañarlos o abusar de ellos con tal de conseguir sus propósitos.

LOS CRIADOS: Los criados que envía el amo son todas aquellas personas que a través de los siglos han sido enviados por Dios, Patriarcas, Profetas, Santos,Mártires y sacerdotes que nos recuerdan que tenemos que cumplir con la palabra de Dios.

LA CERCA: Dios nos quiere ayudar y proteger de todos los peligros que nos acechan, por eso puso una valla en la viña y a nosotros nos ha puesto la valla con las leyes naturales y preceptos de la Santa Madre Iglesia, Los Mandamientos y Los Sacramentos, y si caemos por ser humanos ,Dios nos da la oportunidad con los Sacramentos de redimirnos.

Estaréis pensando que me he olvidado del hijo!

EL HIJO: Como todo sabéis representa a Cristo que al morir en la cruz y decir las palabras: “ PADRE PRDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” la cruz se agranda y se hace gigantesca y el palo vertical que sostiene a Jesús une el Cielo con la Tierra ,y el horizontal, donde tiene clavadas sus manos, con este gesto nos quiere abrazar a todos y se ofrece ante el Padre como escudo para que al igual que el amo destruyó la viña, Dios no destruya la Tierra por el amor a su hijo.

Cuando llegue el final de nuestros días y tengamos que presentar la cosecha de nuestra viña, ojalá llenemos muchas hermosas cestas de mimbre y capazos de esparto con los mas grandes, bonitos, dulces y dorados racimos de uvas, pongámoselos a los pies del Señor y digámosle :

“AQUÍ TIENES TU COSECHA, DURANTE TODA MI VIDA HE CUIDADO DE LA VIÑA QUE ME DISTE Y AQUÍ TIENES EL FRUTO”.

Queridos amigos espero que todos cuidemos de nuestras viñas y no olvidemos el principal motivo de nuestro blog que es la oración.

Hasta la semana que viene si Dios quiere.

viernes, 7 de octubre de 2011

La amistad.



Queridos amigos internautas, estos días he estado meditando sobre el valor de la amistad, lo que significa y lo que nos afecta en nuestras vidas.

La amistad es una gracia, virtud y don, que brota de nuestro corazón sin saber por qué; y hace que congeniemos con algunas personas por su simpatía, cariño y forma de ser.

Esta virtud, no es solo individual, para hacerla efectiva necesita de al menos una o más personas.

Siento que es como una semilla que ponemos en nuestro interior y como planta que es, tenemos que cuidarla para que se convierta en un gran árbol de largas raíces, fuerte tronco tan alto como un roble; y en sus ramas broten sus frutos como bellas cintas brillantes de múltiples colores que se entrelazan entre si, y las mueve el viento al igual que la suave brisa del mar mueve las velas de los barcos.

He pensado en hacer tres grandes grupos, el primero amistades falsas y amigos peligrosos; el segundo grupo amigos superficiales y banales; y el tercero amistades verdaderas.

Las primeras son todas aquellas personas que de una manera falsa deshonesta y dañina, se aprovechan de nosotros y poco a poco con sus falsedades nos hacen creer que son amigos, cuando lo único que buscan es conseguir los objetivos que se han marcado. Una vez que lo consiguen nos abandonan sin ningún pudor.

En este grupo todavía es más terrible aún las amistades peligrosas, pues son lobos disfrazados de corderos, que eligen a su presa siempre buscando a los más débiles y a los más jóvenes. Casi todos en nuestra vida alguna vez hemos sido tentado por alguna persona de este último grupo, y como ellos consigan atrapar a su presa la introducen en mundos peligrosos de delincuencia y de vicio. Los mayores tenemos que tener cuidado y observar a los más jóvenes de nuestras familias para evitar que caigan en las redes de estas personas.

El segundo grupo es el más numeroso, pues en él entran todos aquellas personas con las cuales son ideales para salir, entrar, pasarlo bien ayudar si hace falta en pequeñas cosas que no comprometan mucho; en una palabra amigos de puertas para afuera. ¡Pero hay si la suerte cambia, o viene un revés de fortuna o una terrible enfermedad! Y entonces tienen que verse involucrados, entonces vemos que las llamadas de teléfono se van esparciendo, las visitas igual y si nos lo encontramos por la calle procuran hacerse los distraídos y cruzar de acera. Y si por casualidad te lo encuentras de bruces y no se pueden escapar te dicen: “Lo siento estoy muy liado, en cuanto pueda te llamo y voy a visitarte.” Cuando te vienes a dar cuenta de tanto como tenías a tu alrededor, cuando más los necesitas y más necesitabas de su apoyo te han dejado solo.

El tercer grupo, mira a tu alrededor y te encuentras que el grupo tan grande que creías que tenías de amigos, se ha reducido de una manera drástica, y si los cuentas con los dedos de la mano, todavía te sobran dedos. Pero estos, estos sí son tus amigos. Estos son los que están ahí para lo que tú los necesites, sin que los tengas que llamar. Ellos te brindan su apoyo y son el bastón en el que te puedes apoyar, el hombro que te puede consolar, y la mano que nunca te abandona y te ayuda en todos tus momentos.

Cuando Jesús estaba celebrando la última cena con sus discípulos, ellos no sabían que Jesús iba a morir al día siguiente. Entonces Jesús los miraba y a través de ellos veía a las generaciones futuras y pensó: “Tengo que hacer algo, no los puedo dejar solos. ¡A quien van a acudir cuando yo muera! ¡Quien los va a guiar y proteger!”

Por eso hizo la mayor prueba de amor que solo Dios podía hacer, que fue darse a nosotros al instituir el Sacramento de la Eucaristía. Tomó el pan y la copa de vino, levantó los ojos al cielo, lo bendijo y les dijo: “Tomad y comed que este es mi cuerpo. Tomad y bebed que esta es mi sangre.”

Desde ese momento, Jesús se quedó con nosotros a través de los siglos.

Pero amigos, si por circunstancias de la vida ajenas a vuestra voluntad, os encontráis que no tenéis un amigo y os sentís solos, tristes, derrotados, abandonados, sin saber que camino tomar, ni la solución que dar a vuestra vida; no olvidéis que en el silencio y la penumbra de la iglesia, allí está el sagrario y Jesús está allí esperándonos.

Acércate despacio con recogimiento y ponte delante de Él, de rodillas, sentado o de pié; háblale con sencillez y cuéntale todo lo que te pasa. Pídele ayuda y amparo. Verás como sientes en tu corazón que Jesús te habla y te consuela. Te dice: “No sufras, Yo estoy contigo. Voy a abrirte los caminos para que tú sepas salir del apuro en que te encuentras.”

Al volver hacia tu casa, siente que el peso que oprimía tu alma se te ha quitado y la tristeza que te embargaba se te ha aliviado. Ahora piensa que puedes con su ayuda ir solucionándolo.

Amigos, espero que nunca os olvidéis de Jesús sacramentado, pues Él nunca os fallará y darle gracias a Dios, si tenéis amigos verdaderos, cuidarlos porque en ellos tenéis un tesoro.

Hasta la semana que viene si Dios quiere.