jueves, 6 de diciembre de 2012

Felicitación navideña. Diario de mi último embarazo.


Nuestra Señora del buen parto y la buena leche          

Queridos amigos internautas, hoy quiero compartir con vosotros un pequeño diario que escribí hace 33 años cuando estaba embarazada de mi quinto y último hijo.

Por problemas del embarazo, tuve que ser hospitalizada en el Hospital Civil de Málaga cerca de 3 meses.

Durante esos meses de tristeza y sin sabores, tuve que adaptarme a esta nueva situación. Mi habitación era muy pequeña. Tenía un armario, un lavabo, una mesita, una ventana y lo único que era grande era la cama. A través de la ventana veía los montes de San Antón, un pedazo de cielo y a lo lejos unas casa que de noche se iluminaban.

Mi ánimo se puso por los suelos de estar allí sola y al mirar el trozo de cielo si estaba yo un poco más alegre lo veía yo de un azul tan radiante y claro como el color del manto de la Purísima, pero si estaba triste, al igual que mi alma , el cielo cambiaba y se ponía gris. En los días de gran soledad y tristeza, cuando de mis ojos brotaban las lágrimas a raudales y rodaban por mis mejillas, el cielo se ponía tan oscuro y negro que derramaba la lluvia y se deslizaba por el cristal de mi ventana.

Amigos ya estamos en Adviento. Esta época maravillosa del año en que todos nos preparamos nosotros y nuestros hogares para celebrar la navidad. Durante esta época del año, todos queremos ser mejores e intentamos que reine la armonía en nuestros hogares y preparamos nuestra alma para limpiarla de todo pecado para celebrar con júbilo la noche de noche buena.

Durante el tiempo que estuve en el hospital empecé a escribir el diario que luego os pongo. En él escribía todo lo que me sucedía a diario. He creído oportuno contaros esto para que todas vosotras que estéis ahora en cinta o lo habéis estado, recordéis vuestros pensamientos y diálogos que tuvisteis con vuestros hijos antes de nacer. Quiero que esta sea mi felicitación de navidad y desearos que al igual que reinaba la paz y la felicidad en aquel pesebre cuando nació Jesús, esa misma felicidad se traslade a todos vuestros hogares y todos nos arrebujemos alrededor de María y José contemplando al niño.

A continuación os escribo el diario espero que os guste y que paséis unas felices fiestas.

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viernes, 16 de noviembre de 2012

Hágase tú voluntad así en la Tierra como en el cielo.


Queridos amigos internautas:

He decidido que podíamos desmenuzar y buscar el significado de las frases que rezamos en el Padre Nuestro 'Hágase tú voluntad en la Tierra como en el Cielo'.

¿Que nos quiere decir Dios con estas palabras? ¿Qué significan para nosotros? ¿Qué espera Dios de nosotros?

Si pensamos, nos daremos cuenta que es muy difícil cumplir con la voluntad de Dios, ¡Que fácil si tuviésemos un teléfono directo con Él y le preguntásemos en cada momento de nuestra vida lo que Él espera de nosotros!, pero nosotros tenemos un teléfono que hay que saber buscarlo, y para encontrarlo lo primero que nos hace falta es buscar el silencio, apartarnos del mundanal ruido y escuchar. Al principio no oiremos nada, pero cuando nos acostumbremos a meditar nos daremos cuenta que nuestro teléfono es nuestra alma y el cable con el que estamos unidos a Dios es la oración, poco a poco averiguaremos a comprender lo que Él espera de nosotros.

Nos damos cuenta que Dios no quiere de nosotros que hagamos cosas heroicas y difíciles, eso Él lo deja para los elegidos; pero no por eso pensemos que Dios nos abandona y nos olvida, pues todos somos la gran multitud de personas que vivimos en la Tierra y formamos la Iglesia. Cada uno de nosotros somos irreemplazables, todos somos una pieza que encaja perfectamente en el engranaje de la vida, y hace que todo funcione a un ritmo adecuado.

¿Cómo podemos realizar la voluntad de Dios?

Es fácil, si cada uno de nosotros cumplimos con nuestra misión en la Tierra, bien sea el ama de casa cuidando de sus niños y de su familia, o el obrero en la fábrica, los empleados en la oficinas, el labrador que dobla su espalda sembrando y cultivando el fruto, o el medico que nos cuida y cura, o los pescadores que desafían el peligro arriesgando sus vidas para conseguir una buena pesa. Todos los trabajos son dignísimos desde el más humilde de todos al mas principal, y el misterio para realizar esto es que tengamos el convencimiento de ver el rostro de Cristo en cada una de las personas que nos rodea, ¿Cómo limpiaríamos nuestra casa o plancharíamos nuestra ropa si supiésemos que Jesús vendría a nuestra casa? Seguro que nos esmeraríamos y procuraríamos que todo estuviera perfecto para agradarle, y así en su trabajo cada uno pensando que estaba sirviendo a Dios.

Cuando nos falten las fuerzas, dirijámonos a Jesús con la oración y digámosle: Padre mio ten misericordia, no te olvides de nosotros, perdónanos, solos no podemos caminar, necesitamos de tu ayuda para cada día te amemos mas y cumplamos con tu santa voluntad con alegría.

Hace unos días en la Santa Misa hubo una lectura que hablaba de dos viudas, ellas si supieron cumplir con la voluntad de Dios, os lo voy a explicar.

Antiguamente las viudas eran las ultimas personas mas abandonadas por la sociedad, pues le faltaba el amparo del hombre, ahora os relato la primera lectura:

Llegaba el profeta Ezequiel a la entrada de un pequeño pueblo, venia cansado y hambriento, entonces vio a una viuda que recogía un poco de leña, se dirigió a ella y le dijo: Mujer, dame una jarra de agua, y cuando la mujer se iba para traérsela, le dijo: y un trozo de pan que tengo mucha hambre, la mujer al oír esto se volvió y le dijo: Mira estaba recogiendo esta poca leña para amasar un panecillo para mi hijo y para mi con un resto de harina que tengo en la orza y un poco de aceite para comérnoslo, y luego morir, entonces el profeta la miró con ternura y le dijo: Ve hazlo pero primero tráeme a mi el mio y luego comer tú y tu hijo, y así lo hicieron, Dios premió a la viuda por medio del profeta, y nuca la harina se terminó ni el aceite en la botella.

El segundo caso fue que estaban Jesús y sus discipulado en la puerta de la sinagoga y veían como por la plaza andaban los escribas del templo, que eran personas orgullosas y llenas de oropeles, que en vez de servir al pueblo de servían de él sacándole el dinero para su provecho.

Entraron en la sinagoga y se pusieron delante del arca de las ofrendas, y veían como la gente echaba su limosna, y entonces reparo en una pobre viuda que con una pequeña moneda en su mano la echó en el arca, entonces Jesús se dirigió a sus discípulos diciéndoles: Mirad, esos dos reales que ha echado la pobre viuda, es la que ha echado mas dinero de todos de aquí, porque la gente ha echo de lo que sobra, sin embargo ella ha echado de lo que le faltaba.

Que dos grandes ejemplos nos han dado estas dos viudas, ellas han sabido cumplir con lo que Dios esperaba de ellas lo han hecho con sencillez, si egoísmo alguno confinado en la Divina Providencia.

Amigos, a ver si a partir de ahora todos nos esforcemos en buscar el rostro de Cristo en todos los demás para cumplir con su santa voluntad.

Hasta la semana que viene si Dios quiere.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Santo Domingo de la Calzada: Vida y Milagros


Noviembre. Mes en que recordamos, rezamos y visitamos a nuestros más queridos difuntos.

El otoño nos ha llegado. Los días son más cortos. La luz es más tenue y la suave lluvia y el frío nos empiezan a acompañar. Algunos árboles nos muestran su más cruda desnudez en ramas y troncos. Y por el contrario otros cambian el verde follaje de sus hojas y se visten de vivos colores en tonos amarillentos y rojizos que dan a nuestros campos y jardines un ambiente melancólico. El olor a las castañas asadas perfuma nuestras calles y al caminar sentimos bajo nuestros pies el leve crujido de hojas secas que forman una leve alfombra.

Queridos amigos internautas,

en este ambiente de relax he recordado la figura de Santo Domigo de la Calzada, vida ejemplar y de grandes milagros. Santo Domingo era un hombre de pocos estudios pero muy inteligente, de grandes virtudes que lo envolvían, como por ejemplo la sencillez, la humildad, la pureza y la honestidad, el espíritu de trabajo, la abnegación... en una palabra: dedicó toda su vida al servicio de los demás, fue un gran santo.

Sobre tantas virtudes hay dos que para mí destacan de una manera especial. Son la sencillez y la humildad, dos palabras con sentido distinto pero que en él se complementaban perfectamente. Hombre sencillo, no le daba importancia a ninguno de los actos que realizaba, ni a las grandes empresas que realizó huyendo siempre de alabanzas y de lisonjas. Siempre él todo lo hacía de una manera sencilla y humilde. Esta era otra de sus grandes virtudes. Él supo realizar en su persona todas las enseñanzas que Jesús dijo a sus Apóstoles cuando les decía “sed humildes como yo soy con vosotros”, “el que quiera ser el primero, que sea el último”, “aquí hemos venido a servir y no para que nos sirvan”. Y he recordado la parábola del banquete cuando entraban todos los convidados a la sala para celebrar la boda y había algunas personas que se colocaban en los primeros puestos y se exponían a que el dueño de la casa los levantase y les dijese “poneros más para atrás que estos asientos están reservados para gente más importante y principal” y tener que pasar la vergüenza de cambiarse de sitio. Por el contrario si nos sentamos al final de la sala, al vernos, el dueño de la casa vendrá y nos dirá: “amigo, este sitio no te corresponde. Ven aquí a mi lado”.

Otro gran ejemplo de humildad nos dio Jesús la noche de jueves santo después de instituir la Sagrada Eucaristía cuando cogió una palangana llena de agua y una toalla y empezó a lavarles los pies a los discípulos. Con este signo quiso decirles Jesús que el que se humilla será ensalzado, y que no tengamos reparo en servir a los demás. Y que esta agua purificadora al lavar los pies significaba que lavaba nuestra alma.

Yo sabía de la existencia del Santo, pero de una manera vaga, sin saber toda su historia. Pero iba yo de viaje con mi marido por tierras riojanas cuando llegamos a la ciudad de Logroño. Al ser domingo fuimos a una preciosa iglesia a oír misa. Y cuando estábamos sentados en el banco oímos el canto de unos gallos y el cacarear de unas gallinas dentro de la iglesia. Nos miramos sin comprender nada y a los pocos minutos se volvió a repetir. Los gallos volvieron a cantar. Entonces yo le dije a mi marido “esto es que se han colado en la iglesia unos gallos y gallinas”, pero me extrañó que todo el mundo estaba quieto y nadie se sorprendía. Y al oír toda nuestra conversación, una mujer que estaba a mi lado nos dijo “en esta iglesia, en la cripta, está enterrado Santo Domingo de la Calzada, y en su honor, para conmemorar uno de los grandes milagros que hizo, siempre hay gallos y gallinas en la iglesia”. Y dijo: “miren a lo alto de esa columna y verán que hay una puerta y una gran jaula con gallos y gallinas. Desde que el Santo hizo el milagro están en la iglesia para recordarlo”. Y nos contó la historia que a continuación os pongo:

“Cuenta la tradición que entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en esta ciudad para venerar las reliquias de Santo Domingo de la Calzada, llegó aquí un matrimonio alemán con su hijo de dieciocho años llamado Hugonell, procedente de Ad Sanctos (Xanten en la diócesis de Münster, pero hasta 1821 del Arzobispado de Colonia).

La chica del mesón donde se hospedaron se enamoró del joven Hugonell, pero ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos siguieron su camino, la muchacha denuncio el robo al Corregidor.

Las leyes de entonces (Fuero de Alfonso X el Sabio) castigaban con pena de muerte el delito de hurto y una vez fue prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado.

Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela, fueron a ver a su hijo ahorcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del Corregidor de la Ciudad y le contaron el prodigio.

Incrédulo el Corregidor contestó que su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina que él se disponía a comer.

En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando del plato se pusieron a cantar.

Y desde entonces se dicen los famosos versos:

SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
DONDE CANTO LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA”

Amigos, cuando terminó la misa visitamos la cripta en la se encontraba la tumba del santo. Con gran devoción le rezamos y nos encomendamos a él. Espero que vosotros los que tengáis posibilidades de visitarlo lo hagáis, y los que no le recéis, pues es muy milagroso. Y ahora me despido amigos, hasta la semana que viene si Dios quiere, que nunca dejéis de rezar.

miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Estamos preparados para ser generosos al aceptar lo que Dios quiere para cada uno de nosotros?


Queridos amigos internautas,

al pensar en este tema me ha venido a la memoria el pasaje evangélico en el que Jesús iba caminando con sus discípulos cuando se le acercó un joven, y postrándose ante él le dijo:

- Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para alcanzar el reino de los cielos?

Jesús se sorprendió ante esta pregunta y le dijo:

- Cumple con los mandamientos que Dios mandó a Moises (No matarás, No cometerás adulterio, No robarás, No mentirás, No dirás falso testimonio, etc.). Y sobre todo amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo.

El joven le respondió a Jesús:

- Maestro, desde niño cumplo con todos los mandamientos.

Jesús le sonrió y le dijo:

- Entonces te falta una cosa por hacer. Vende todo lo que tienes, repártelo entre los pobres y ven y sígueme.

Al oír esto el joven frunció el ceño y se retiró, pues era muy rico. Tomando de nuevo la palabra Jesús le dijo a sus discípulos:

- Mirad, es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que un camello pase por el ojo de una aguja.

Los discípulos se asustaron al oír esas palabras y preguntaron:

- Maestro, ¿es que ningún rico se puede salvar?

Y jesús respondió:

- No es que los ricos no puedan entrar en el reino de los cielos, sino aquellos que ponen su corazón y su empeño en acumular riqueza y no en dar buen uso de ella. Pues todas las cosas de la Tierra, ya sean oro o piedras preciosas, al final se enmohecen y al final se convierten en polvo. Pero todos aquellos que abandonen a su padre y a su madre, a sus bienes y lo dejen todo por mí recibirán mil veces más alegría y satisfacción en la Tierra y luego serán recompensados infinitamente en el cielo.

Pedro tomó la palabra y dijo:

- Maestro, nosotros todos lo hemos abandonado por ti, lo hemos dejado todo.

Entonces Jesús les dijo:

- Por eso sois mis elegidos.

Si desmenuzamos un poco este pasaje del evangelio nos damos cuenta de que muchos de nosotros estamos en la misma situación que el joven. Cumplimos con la ley de Dios pero nos falta ese punto de entrega, ese saber arrancar y tirarnos al vacío con la esperanza de que Dios nos recoja. Qué fácil es dar de lo que nos sobra. Lo difícil es poner una meta o una línea roja en que digamos “hasta aquí”, y suprimir todas las cosas inútiles y todas las vanidades que nos rodean, que nada más que sirven para estar cada día más cómodos y creernos que somos poderosos. Cuantas menos cosas tengamos más felices seremos. Y las que tengamos que nos sirvan para ayudar a nuestro prójimo y hacer el bien a los que nos rodean.

Con esto no quiero decir que vivamos renunciando a todo, pues eso es únicamente para los elegidos (los sacerdotes, las monjas y demás personas del clero). Pero si nosotros en la medida de nuestros posibles aceptamos el lugar que Dios nos ha puesto y cumplimos con la misión que a cada uno de nosotros se nos ha encomendado, serviremos a Dios alegremente y nos sentiremos plenos al habernos esforzado en cumplir su santa voluntad.


La Virgen del Pilar

En estos días se ha celebrado la fiesta de la virgen del pilar, la patrona de España. Y en ese mismo día la tradición escogió esa fiesta como el día de la hispanidad (la raza), y en esta fecha conmemoramos el descubrimiento del continente americano por un ser elegido, Cristóbal Colón, un navegante austero y valiente que en tres caravelas pequeñas y remando fueron capaces de descubrir el nuevo mundo.

Yo sé que en muchos países de hispanoamérica celebran este mismo día la fiesta de la hispanidad, y aunque muchas personas hablan diciendo que ha habido luces y sombras en el descubrimiento de América lo cierto es que fue la unión de unos grandes pueblos americanos con la vieja España. España llevó lo mejor que tenía aquí: la lengua, la cultura, la religión, la civilización, pues construyó todo lo mejor que pudo en América. Y a cambio el pueblo americano les entregó tesoros para que se siguiera realizando la gran obra.

El motivo de escoger a la virgen del pilar como patrona de España fue según cuenta la tradición que después de morir Jesús los discípulos se repartieron por el mundo llevando la palabra de Dios, y Santiago apóstol y un grupito escogieron venir a evangelizar a España (de ahí el Camino de Santiago hasta Galicia, donde murió y fue enterrado) y al llegar a Zaragoza estaban un poco desanimados, pues veían que no conseguían todo lo que querían. Entonces se produjo el milagro. La Virgen María en cuerpo mortal, pues todavía vivía, se les presentó subida en una columna y desde allí los animó y los reconfortó. En ese lugar hicieron una iglesia que hoy es una gran basílica donde está en lo alto de una columna la pequeña imagen de la virgen del pilar. Y mirad, por si alguno no ha ido a visitarla y alguna vez vais a Zaragoza a su basílica, hay un lugar en la columna donde está la virgen que todos los peregrinos que pasan la besan. Y cuántos millones de personas habrán besado esa columna de mármol que está hundida del desgaste de tantos labios que se han posado sobre ella.

El Papa el día 12 de octubre ha proclamado que este año sea el año de la fe, para que durante este año hasta el próximo octubre de 2013 recemos y nos esforcemos y pidamos cada día por tener más fe. Y ha nombrado a María madre de la iglesia.

Bueno amigos, podemos sacar hoy la tarea de no olvidar de rezar por todos los que formamos el blog y por nuestros semejantes, para que se vayan solucionando los problemas que tenga cada cual, para que nuestras familias tengan salud y que el trabajo no falte en ninguna casa. Seamos generosos para que cada día nos entreguemos más a Dios y cumplamos la misión que Cristo espera de cada uno de nosotros.

Con cariño, Lali.

martes, 9 de octubre de 2012

Ángeles y Arcángeles


Queridos amigos internautas: hoy he pensado que podíamos reflexionar sobre los ángeles y los arcángeles.

¿Quiénes son los ángeles? Los ángeles son espíritus puros creados por Dios desde el comienzo de los tiempos. Su misión es alabar, bendecir a Dios y cantar sus alabanzas al toque de trompetas. Además de esto, su misión también es servir de mensajeros o intermediarios entre Dios y los hombres. Todos nosotros estamos rodeados de ángeles aunque no los veamos. Ellos son hermosos y bondadosos y resplandecen como el sol. Los hombres a través de los siglos, los han representados con dos alas para darles movilidad. No obstante, a pesar de todos los que nos rodean, Dios nos ha puesto a cada uno de nosotros un ángel desde el primer momento en que abrimos los ojos en este mundo hasta el momento en que entregamos nuestra alma a Él. Este Ángel todos lo conocemos como el Ángel de la Guarda o Ángel Custodio. Él es quien nos protege y ampara en todos los momentos de nuestra vida. Si alguna vez pecamos y ofendemos a Dios, entonces nuestro Ángel Custodio con sus manos se tapa sus ojos y nos abraza y envuelve con sus alas para que recapacitemos. En el momento en que reconocemos nuestro pecado y nos arrepentimos, él salta, canta y baila a nuestro alrededor lleno de júbilo.

Los arcángeles son una categoría superior de los Ángeles. Ellos están directamente detrás de Dios. Los arcángeles que la Iglesia Católica reconoce son tres y son San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Ellos tres son los mensajeros directos de Dios.


Arcángel San Miguel


Este arcángel fue el que al principio de los tiempos, cuando los cielos estaban llenos de ángeles hubo una revolución, porque la mitad de ellos pensaron que eran tan poderosos y hermosos que podían ser como Dios. Ellos iban acaudillados por Luzbel, el más hermoso de todos los ángeles. En ese mismo instante, San Miguel por mandato divino, extendió su espada y se abrieron los cielos y cayeron al abismo y ahí pasaron de ser ángeles a convertirse en demonios por toda la eternidad. Esa es la guerra que desde un principio hay del bien contra el mal.


Arcángel San Gabriel


De los tres arcángel es el más conocido pues a él le encomendó Dios la mas hermosa de todas las misiones que fue visitar a la Santísima Virgen María. Era una mañana de primavera llena de luz y flores por doquier, cuando el arcángel San Gabriel se presentó ante María y le dijo: “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre “. Al oír estas palabras María se ruborizó y le dijo que ella no conocía a varón alguno, a lo que el ángel le contestó: no temas María desde el principio Dios te hizo inmaculada y si tú quieres serás la madre del hijo de Dios, el Mesías prometido desde el antiguo testamento. El espíritu santo te cubrirá y engendrarás a un niño que será hijo del altísimo y le pondrás por nombre Jesús, a lo que María respondió: hágase en mí según tu palabra. En ese instante comenzó nuestra redención.

El arcángel San Gabriel también fue el que anunció a los pastores que había nacido el Mesías y también fue el que le habló en sueños a San José para que no repudiara a su esposa María por encontrarse en cinta y también le conto el milagro que Dios había hecho con ella.


Arcángel San Rafael


De acuerdo con el Libro de Tobías 5,4, Rafael fue enviado por Yaveh para acompañar a Tobías, hijo de Tobit, en un largo y peligroso viaje para conseguirle una esposa piadosa al joven. Ésta es Sara, quien había visto morir a siete prometidos debido a que un demonio, de nombre Asmodeo, estaba enamorado de la mujer y mataba al esposo en la noche de bodas.

En un principio Rafael se presenta como «Azarías, hijo del gran Ananías», pero al finalizar el viaje cura la ceguera de Tobit y se manifiesta como «el ángel Rafael, uno de los siete en la presencia del Señor».

Durante el viaje, da instrucciones a Tobías para pescar un pez, del que extraería las vísceras que usaría más tarde para alejar al demonio Asmodeo enamorado de Sara y curar la ceguera de su padre. Debido a esto, a Rafael se le considera protector de los novios o el noviazgo

Amigos a demás de todos los santos invisibles que nos rodean, entre nosotros hay muchas personas que son tan buenas y están dedicadas únicamente a ayudar a los demás y hacer el bien que decimos de ellas que son unos santos. Con esta idea os animo para que todos nosotros tomemos ejemplo de ellas e imitemos a los ángeles para que algún día puedan decir de nosotros que éramos unos ángeles.


Oración al Ángel de la Guarda

Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día
Las horas que pasan,
las horas del día,
si tú estás conmigo
serán de alegría
No me dejes solo,
sé en todo mi guía;
sin Ti soy chiquito
y me perdería
Ven siempre a mi lado,
tu mano en la mía.
¡Ángel de la guarda,
dulce compañía!

Bendita la luz del día
y el Señor que nos la envía.
¡Bendito el Niño Jesús,
bendita Santa María!

Con Dios me acuesto,
con Dios me levanto,
con la Virgen María
y el Espíritu Santo

Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
guardan mi alma
Todos le llevan al niño,
yo también le llevaré,
una jarra de manteca
y un tazón de dulce miel.
Todos le llevan al niño,
yo también le llevaré,
las cosas que a mí me gustan
para que goce Emmanuel.
Me ha contado Jesusito:
viene para que yo sea
un angelito en el cielo
y su amigo aquí en la tierra.
Yo le he dicho a Jesusito
que yo seré aquí en la tierra
su amiguito para siempre
y que en el cielo le vea.
Jesusito de mi vida,
eres niño como yo,
mira cuanto que te quiero
que te doy mi corazón.
¡Tómalo! ¡Tómalo!
Tuyo es, y mío no.


Amigos espero que esta oración se enseñéis a vuestros hijos, con todo mi cariño Lali.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La incomunicación de las personas


Queridos amigos internautas, por causas ajenas a mi voluntad he estado todo este tiempo sin ponerme en contacto con vosotros. Pero al fin tengo la oportunidad y lo hago de nuevo. Durante este tiempo, he estado pensando el tema que iba a elegir y finalmente me he decidido por hablaros de la falta de comunicación que tenemos los seres humanos unos con otros.

La incomunicación yo la considero como una enfermedad, como una lacra que nos va invadiendo inexorablemente poco a poco, y nos va alcanzando a todos ya seamos jóvenes o adultos. La incomunicación es como si fuera aceite derramado, o una espesa y densa niebla que se va colando por puertas y ventanas envolviéndolo todo y haciendo que todas las cosas de nuestro alrededor desaparezcan de nuestra vista y nos quedemos nosotros solos aislados en un mundo irreal. Eso es la incomunicación para mí.

Yo me pregunto: ¿Cómo hemos llegado a esta situación?, ¿Qué nos ha pasado para hacernos cambiar de esta manera? El hombre siempre ha sido un ser muy comunicativo. Ahora por circunstancias raras de la vida, el hombre se ha vuelto egocéntrico, solitario y prepotente. En una palabra, se cree autosuficiente y que no necesita nada de los demás. Por ello muchos hombres piensan que ellos se bastan solos y que no necesitan de nadie para resolver todos sus problemas. Esto es un grave error y ha hecho que el hombre sea cada vez más solitario.

Si alguna vez en ciertas circunstancias de la vida el hombre necesita pedir auxilio a otras personas para que les demuestren cariño, o una ayuda ya sea en el dolor, en la tristeza o en la alegría, cuando tiene que abrir su corazón a los demás para pedir auxilio siente un falso pudor y vergüenza y entonces duda si comunicarse o no con los demás, si callar o no callar. Cuando por fin se decide a hablar con un amigo, un familiar o alguien que lo quiera escuchar, observa que no todo el mundo le presta la debida atención ya que muchas veces los hombres nos hemos vuelto egoístas y cuando nos estamos hablando no prestamos la atención que se merece el que nos está hablando y lo oímos como una cantinela, como un runrún, como el agua del río o como cualquier otro ruido cansino que se nos ocurra. Por el contrario si nos pusiéramos a escuchar atentamente, que gran diferencia habría.

Al hacer el acto de escuchar, ponemos todas nuestras potencias, nuestra alma, nuestro entendimiento, corazón o cariño, al servicio del amigo o de la persona que solicita nuestra ayuda. Entonces se establece una comunicación entre la persona que habla y la persona que escucha que se crea un vínculo que hace que al que hable se desahogue y se sienta comprendido. El que escucha siente la necesidad de poderle hablar y consolar en lo que él pueda al otro y al final los dos se sienten satisfechos de haber mantenido esa conversación entre los dos. Así vemos el milagro de la comunicación. Esto es por lo que tenemos que luchar y trabajar todos para hacer que cada día podamos ir venciendo esas barreras que se van levantando alrededor nuestro y que poco a poco nos van asfixiando y apretando y hacen que nos sintamos cada vez más angustiados sin saber como superarlo.

Yo soy ya bastante mayor como todos sabéis, y recuerdo con añoranza como era antes mi vida, y diréis ¿a nosotros que nos importa como era antes tu vida? Voy a contar a grandes rasgos como vivíamos hace ya aproximadamente sesenta o sesenta y cinco años. Recuerdo el contacto que teníamos mis padres y mis hermanos unos con otros. ¡Cómo se vivía en la casa de mis padres!, que paz, que orden, que tranquilidad había en aquel hogar. No quiero decir con esto que todo fuera perfecto, porque perfecto no hay nada en la vida, pero si casi perfecto. Había un respeto grandísimo hacia nuestros padres y mayores. Era impensable que los hubiéramos tratado como muchos jóvenes tratan hoy a sus padres.

Como sabéis mi padre era medico y vivíamos en una casa que era muy grande. La casa tenía muchas comodidades para aquel tiempo, aunque si lo comparamos a como vivimos hoy no eran tantas. Nos sentíamos afortunados de pertenecer a esa familia. Cuando he estado pensando en lo que iba a escribir, he hecho como una especie de película en mi cabeza con momentos de mi infancia, de mi juventud y de cuando llegó al momento en que me casé y formé mi propia familia.

Uno de mis mejores recuerdos es cómo se respetaba la hora de las comidas .Era todo un ritual. Era algo maravilloso. Todos acudíamos a la hora que se había establecido para la comida, y nadie faltaba a la cita cuando éramos pequeños. La cosa cambiaba un poco cuando ya éramos más mayores y teníamos nuestras obligaciones. Si alguno iba a llegar tarde, avisábamos a mi madre y ella nos decía que no nos preocupáramos. Recuerdo la imagen de todos sentados en el comedor: mi padre sentado en su sillón, a su derecha mi madre y a su izquierda mi abuela, la madre de mi padre que vivía con nosotros largas temporadas. El resto de nosotros nos sentábamos alrededor de la mesa como dice la canción: como brotes de olivo alrededor de la mesa. Entonces mi madre se ponía de pie cuando ya estaba la comida servida y humeante en la mesa y procedía a bendecir la mesa. Siempre decía la misma oración: “te damos gracias Señor por estamos aquí todos reunidos, bendice estos alimentos que vamos a tomar por tu generosidad y haz que no falte en ningún hogar de la Tierra”. Cuando terminaba se santiguaba en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y todos hacíamos lo mismo. Ella poseía un don especial para repartir la comida. Antes de que la comida fuera al comedor, dejaba servida la comida en la cocina para los que trabajaban en la casa. Ella nos repartía a cada uno nuestra ración, y a todos hacía que les tocara de todo. Tenía tanto arte, que siempre dejaba algo de comida en la fuente para que alguien pudiera repetir si es que tenía más hambre. Ese mismo don lo ha heredado mi hija Rocío. ¡Ay amigos que imagen! .Soy ya una vieja y no la he olvidado. Cuando fuimos más mayores, hablábamos de todos los temas, pero siempre con respeto. En la mesa nunca se discutía. La mesa era sagrada. Mi madre decía que la mesa era sagrada como la del Señor. La mesa es el símbolo en nuestra religión de la Eucaristía. Vivíamos en aquel ambiente tan maravilloso y todas aquellas cosas que viví de pequeña con mis padres, hermanos y familiares no se olvidan. La casa de mis padres siempre estaba abierta. Todo el mundo que quería podía entrar en ella y en la cocina siempre había mas gente comiendo que los que allí vivíamos, y siempre había comida para todos. Nunca les cerraron las puertas a nadie. Era hermoso como llevaban ellos su hogar. Allí nos sentíamos fuertes y seguros. Era como si un paraguas nos protegiera de todo. Cuando vivían mis padres, todos los problemas se solucionaban rápidamente. Si había alguno enfermo, cuando entraban en la habitación era como un relax, ya sabíamos que nada malo nos iba a pasar. Esto mismo ocurrió cuando me casé. Todos los días me llamaban por teléfono y me preguntaban si todos estábamos bien, si los niños estaban en el colegio, que habíamos cenado, etc. Si alguno estaba enfermo o tenía fiebre, o cualquier otra cosa, me decían lo que tenía que hacer. Y entonces al cabo de un ratillo, aparecía mi padre en mi casa con su maletín. Yo le decía ¿para qué te has molestado en venir papa? Y él decía que tenía que ver a sus nietos igual que hacía con cualquier enfermo. Se me saltan las lágrimas solo de recordarlo.

Cuando iba yo a visitarlos y estaban en el despacho, yo llamaba con los nudillos y al decir que era yo, esa sonrisa de mis padres al verme es lo que más recuerdo. Esa satisfacción que sentían ellos al verme y veían con el cariño que yo los miraba no se me ha podido olvidar.

Ahora pasa lo siguiente: la vida ha cambiado tantísimo. Hay muchos avances, todo ha mejorado tantísimo en el mundo. Gracias A DIOS vivimos mejor que antes (hay que reconocerlo).En las casas hay mucho confort aunque por desgracia en algunas falta, pero en la mayoría de las casas hay agua, luz, cuartos de aseo, electrodomésticos. Hay algunas personas que lo han estropeado, porque han antepuesto todos estos adelantos sobre todo la televisión, el ordenador e internet a la familia. Ahora la gente se aísla, se mete cada cual en su dormitorio y hace una vida aparte paralela a la de la familia. Ellos juegan, hablan, se conectan y chatean con amigos y extraños y no se comunican con los que ellos viven. Para mi es como vivir un mundo de fantasía y aislados en sus cuartos .Internet nos da la posibilidad de hablar con personas de cualquier parte del mundo, ver países que nunca podremos visitar ,etc. Pero hay que tener mesura, ya que cuando usamos algo demasiadas horas, nos perjudica. Siempre tiene que haber un tope para poder estar con la familia, ya que sino la familia se va empequeñeciendo y cada vez hay menos comunicación y entonces cada uno va por un sitio diferente.

Cuando los hijos son mayores y viven en la casa con los padres (cosa que es cada vez mas normal verlo) por la falta de trabajo, la crisis, etc. Ellos se van aislando, no quieren que se les pregunte, que opinemos y que nos metamos en su vida privada. Yo lo entiendo ya que tienen edad de vivir independientes, pero lo que realmente pasa es que las madres nos sentimos cada vez mas solas. Os voy a poner un ejemplo: Yo veo como todos los días ponemos la mesa y siempre falta alguien a la hora de comer. Menos mal que algunas veces si nos reunimos todos porque si no esto sería tristísimo. La mayoría de los días mi marido no viene a comer, mis hijos por distintas circunstancias ya sea porque no pueden o porque quieran comer antes, o después o porque no quieran, lo cierto es que la que se queda en la mesa sentada y sola soy YO, la madre. Y pienso ¡qué triste! Por fuera sonriendo, la sonrisa nunca me falta de la boca, pero por dentro mi corazón llora, lo tengo partido, me siento sola, aunque disimulo. Y pienso que la cosa no tiene arreglo, porque cuando digo algo se enfadan, y dicen que quiero manipular, que quiero entrometerme, entonces me callo y sonrío. Lo único que me queda es rezar. Yo en el rezo y en la oración pongo todo mi empeño. Siempre que puedo me pongo a rezar, por mis hijos, por mi marido, por que tengan salud, porque tengan trabajo, porque se lleven bien, pero también rezo por los hijos de los demás y rezo por todos vosotros, los que formamos este blog. También rezo porque Jesús extienda su mano y nos ayude a salir de todo esto. Yo comprendo que la gente joven, como no ha vivido todas las cosas antiguas, no lo comprenden, pero los que somos mayores y hemos conocido otros tiempos nos damos cuenta de lo diferente que es el trato que hay hoy en día entre padres e hijos. Con todo esto no quiero decir que sean malos ni mis hijos ni los de los demás, sino que la vida que tenemos marcha de esta manera que es diferente. La televisión tampoco ayuda ni las circunstancias de la falta de trabajo pero hay que adaptarse y sacar cada uno de nosotros mismos lo mejor y en lugar de poner mala cara siempre es mejor sonreír. Si uno sonríe por lo menos cuando te den un beso será con alegría ya que si tienes mala cara la gente se alejará de ti. Con sonrisas los iras atrayendo y comprenderán que su madre y su padre han hecho todo lo que han podido por ellos, por ayudarlos y porque cada día se sientan mas queridos. Por eso cuando le rezo a Jesús le digo “Ay padre mío ten misericordia, ábreme tus brazos y ayúdame. No te canses nunca de ayudarme, extiende tu mano misericordiosa. Haz que seamos cada día mejores, haz que luchemos y que seamos caritativos con los demás. Te lo pido a través de tu madre. Me voy a conchabar con ella,”ay María” me pongo en tu lugar. Cuando un hijo te pide una cosa, procuro ayudarlo. Pues lo mismo hago contigo. Te pongo de escudo para que le pidas a tu hijo que me ayude y ayude a tantos otros que necesitan tu amparo. “Ay María que hermosa eres, Virgen del Carmen bendita, no nos abandones nunca, extiende tu escapulario y con él sácanos de todos los apuros que tengamos, en las enfermedades y en las tristezas y por mediación de tus santos y de tus ángeles Padre mío haz que tu reino brille, y se extienda por toda la Tierra que tan hermosa creaste y que los hombres algunas veces estropeamos. Padre mío te pido perdón por todas las cosas malas que haya hecho y te pido ayuda para cada día sea un poquito mejor. Amigos hoy no sé lo que pensareis al leer esto, pero os digo de verdad que lo he hecho con todo mi corazón. Quisiera que entre todos nos comunicáramos y que lo intentáramos con sonrisas, con abrazos. Cada cual con lo que elija, pero que nadie tire la toalla. Y si no podemos entonces rezar. La oración todo lo alcanza. Hasta la semana que viene si puede y sino hasta que Dios quiera.

martes, 21 de agosto de 2012

La Divina Providencia: San Gerardo Máyela


Queridos amigos internautas, hoy quiero hablaros de la Divina Providencia, para muchos de nosotros La Gran Olvidada. La Divina Providencia nos envuelve, nos ayuda, nos socorre, nos ampara, cuida de nosotros sin que nos demos cuenta. Ella nos protege y nos ayuda a librarnos de todo peligro. Muchas veces a lo largo de toda nuestra vida, nos suceden cosas extrañas o difíciles de superar, y de pronto se resuelven solas. Las personas que no son creyentes, dicen: "¡U y que suerte hemos tenido!", pero los que creemos, decimos:"¡esto ha sido un milagro!”. Esta es la diferencia de reconocer en el mismo hecho el poder de Dios.

En la Divina Providencia tenemos una gran aliada. Ella está esperando que la invoquemos para extender su mano sobre nosotros y ayudarnos. Hay un pasaje en el Evangelio que me gusta mucho, en el que Jesús le dice a sus discípulos: " No os afanéis tanto con las cosas de la Tierra, y mirad a los animales y a las aves del cielo que ni siembran ni recogen el grano y sin embargo mi Padre Celestial, los alimenta y cuida de ellos”. Con estas palabras Jesús no nos quiere decir que no seamos unos vagos y no trabajemos, sino por el contrario que no pongamos todos nuestros empeños y nuestro corazón en las cosas terrenales, si no que nos sirvamos de ellas para servir y alabar a Dios y poder ayudar a los demás y no estar solo pensado en acumular riquezas.

Si hiciéramos cada uno de nosotros un examen de conciencia, nos daríamos cuenta de cuantas cosas y cuantos sucesos milagrosos nos han sucedido durante nuestra vida. A mi me han sucedido muchísimos. Os voy a contar dos que me sucedieron hace unos años y los quiero compartir con vosotros.

Era el mes de Junio de año 1968 cuando yo me puse de parto de mi tercera hija. El alumbramiento fue normal, y nació una niña muy preciosa en nuestra casa, como era la costumbre antiguamente, solo de alumbrar con la comadrona o con el médico si venía el parto mal. Yo tuve la suerte de que mi padre era ginecólogo. Así que él me asistió en el parto de mi hija. Ya estábamos todos tan contentos por haber terminado el parto que empezaron a brindar con champán por la llegada del nuevo miembro a la familia, cuando de pronto me dio un mareo. La comadrona vino corriendo y se dio cuenta de que tenía una gran hemorragia. Era tan grande que hacía falta que me pusieran transfusiones de sangre, y aquí comenzó el problema, pues antiguamente en Marbella no existía ningún hospital y por consiguiente no había banco de sangre. Así que la única solución era llevarme a Málaga que estaba a 60 km con la dificultad que la carretera era antigua y llena de curvas. Mi padre me taponó y mandó venir a la única ambulancia que había en el pueblo para irnos a Málaga. Yo estaba tan mala con la pérdida de tantísima sangre, que durante el trayecto , el chofer quiso correr tanto al ver la gravedad en que yo me encontraba, que reventó la ambulancia y nos quedamos en mitad de la carretera un domingo por la mañana y no pasaba ningún coche, hasta que de pronto llegó una furgoneta de reparto de pan Bimbo. En ella iban dos muchachos, y al ver el caso vaciaron el pan de la furgoneta, lo dejaron en las bandejas en la carretera. Me metieron dentro de ella en un espacio lleno de alambres. Mi padre y la comadrona no hacían más que hablarme ya que yo iba medio inconsciente. Cuando por fin pudimos llegar a Málaga al hospital y me llevaron corriendo al quirófano y estuvieron casi todo el día poniéndome sangre, ya que tal como me la ponían salía, hasta que consiguieron estabilizarme. En ese desconcierto mi padre quiso darle dinero a los chicos de la furgoneta, pero no lo cogieron, él se quedó sin decir nada con el número de la matrícula y al cabo de unos días cuándo había pasado el peligro, escribió un artículo en el periódico de Málaga alabando a esos chicos, ya que gracias a ellos se había salvado la vida de su hija. Al leer la noticia los jefes, le concedieron una medalla aquellos chicos. Amigos, no habéis notado la mano de la Divina Providencia en este suceso, yo lo creo firmemente.

El segundo milagro que os voy a contar fue cuando nació mi cuarto hijo. Entonces estábamos pasando el verano en una casita que teníamos que era pequeña y con muy poco espacio, aunque muy bonita. Yo estaba dándole el biberón a mi hijo que había nacido hacía dos meses, y mi tercera hija, la misma de la que os he contado la anécdota anterior, estaba en el cuarto donde teníamos las camas. Una de las camas quedaba debajo de una ventana, cuando de pronto oí un golpe seco. Yo dejé a mi hijo en la cuna y pensé, ¡Se ha caído!, me asomé por la ventana y la vi en el suelo inconsciente. Se había caído de una altura de una planta. Yo tardé en bajar las escaleras unos segundos y fui rezando a todos los santos con esa angustia que no se la deseo a nadie. Las que sois madres lo comprenderéis. La cogí en mis brazos porque solo tenía tres años, y corriendo en un coche me llevaron a casa de mi padre. Durante todo el camino yo iba rezando a la Divina Providencia y a San Gerardo de Máyela, abogado de los niño. No se me olvidará la cara de mis padres al vernos llegar con la niña ensangrentada. Cuando se enteraron que se había caído por la ventana, corriendo, la miraron por los rayos-X y la curaron de las heridas. Aquí se produjo el milagro porque no se había roto ningún hueso. La niña se despertó tan tranquila. Estos y muchos más milagros de grandes operaciones muy graves y difíciles, a mí y a mi marido y gracias a la Divina Providencia nos ha ayudado en todo momento.

Ahora os quiero poner la vida de San Gerardo Máyela, que es un santo poco conocido pero muy milagroso, al que yo le tengo mucha devoción


San Gerardo Máyela

San Gerardo Máyela es uno de los más extraordinarios taumaturgos del siglo XVIII. Nació el 6 de abril de 1726 en la pequeña ciudad de Muro Lucano, provincia de Potenza, en el reino de Nápoles. Su vida fue muy breve: vivió exactamente veintinueve años, seis meses y siete días, según su primer biógrafo, el padre Tanoría, que descontaría los días incompletos del nacimiento y de la muerte. Pero en tan poco tiempo este buen obrero de Dios levantó un grandioso edificio de santidad.

Su padre, Domingo Máyela, tenía una humilde sastrería de barrio que sacaba la casa adelante; la madre, Benita Calella, ayudaba trabajando en el campo las horas que le dejaban libre las faenas domésticas.

Gerardo fue a la escuela desde los siete años hasta los doce; por su aplicación y buen ejemplo era el preferido del maestro: la doctrina cristiana se la sabía perfectamente, casi antes de comenzar a ir a la escuela.

Cuando tenía doce años perdió a su padre; Benita se quedaba viuda con Gerardo y tres hijas. Había que trabajar para ayudar a la madre; por eso le sacó ésta de la escuela y le puso de aprendiz de sastre con el maestro Martín Pannuto, con vistas a que pudiera establecerse por sí mismo en la que fue sastrería de su padre.

Pannuto era bueno, pero tenía un oficial que era una cosa mala; mal encarado, brutote y de mala entraña. En cuanto se percató que el chiquillo era bueno, manso y que olía a beato se le revolvió la bilis: con cualquier motivo le injuriaba, le abofeteaba y hasta le golpeaba con la vara de medir. Con razón se lee en una lápida de mármol puesta encima de lo que fue sastrería de Pannuto: "Aquí estuvo el taller de Pannuto, del cual hizo Gerardo escuela de virtudes".

Debió de estar hasta los quince años de aprendiz de Pannuto. A esa edad los milagros y las virtudes habían dado al muchacho fama de algo extraordinario: unos decían que era un santo; otros que era un loco. Como en tiempo de Cristo y... como siempre.

El primer milagro conocido es el que tuvo lugar varias veces en la pequeña iglesia de Capodigiano, dedicada a la Virgen de las Gracias.

No tendría Gerardo más de seis años: iba solito a rezar en aquella iglesita de las afueras; el Niño Jesús se bajaba de los brazos de su Madre y jugaba al escondite con el hijo de Benita: ¡cosas de niños! Luego, al despedirse, les daba un pan blanquísimo que puso en la pista a la madre y las hermanas para comprobar el hecho. Ahora la iglesia de Capodigiano es parroquia; la Virgen no es artística, pero tiene una gracia campesina propia del ambiente rural en que vive...

La afición de Gerardo a la oración, al ayuno, a la soledad y a los dolores de la pasión despertó en él desde niño y cada día iban en aumento. La madre se desesperaba al ver que casi no comía y lo poco que tomaba lo mezclaba con hierbas amargas.

A los siete años, sin encomendarse a nadie más que a su amor a Jesús Sacramentado, se acercó a comulgar, pero el cura le puso mala cara y pasó de largo. Gerardo se quejó a Jesús y por la noche le dio la primera comunión nada menos que el arcángel San Miguel. La primera comunión oficial no la pudo hacer hasta los doce años, según costumbre de la época.

Cuando estuvo de aprendiz con Pannuto, el tiempo que no podía dar a la oración por el día lo daba por la noche. Era tío suyo el llavero de la catedral y se lo ganó para que le dejara las llaves, y se pasaba las noches enteras algunas veces. Allá oraba, se disciplinaba, cantaba y dormía; y hasta luchaba con los demonios que le querían asustar. Desde el sagrario le dijo Jesús: ¡Loquillo, loquillo!" Gerardo le respondió: ' Más loco eres Tú, que estás ahí encerrado por mi amor'.

Tuvo la santa obsesión de reproducir en su cuerpo los tormentos de la pasión: tomaba disciplinas de sangre, hacía que otros le azotaran y que le arrastraran los mozalbetes por las calles empedradas de Muro. Lo más difícil era que le crucificaran: pero también lo logró con motivo de representarse en la catedral el viernes Santo cuadros vivos de la Pasión: a los verdugos les rogó que le ataran fuerte para que resultara más al natural.

Su ilusión era hacerse religioso; pero le rechazaban por su aspecto enfermizo, hasta los capuchinos, donde tenía cierta esperanza por ser provincial un hermano de su madre, fray Buenaventura de Muro.

A falta de convento aprovechó la oportunidad para ponerse a servir al obispo de Lacedonia, monseñor Albina, que era muy bueno, pero tenía un genio que no había quien resistiera en palacio más de dos meses. Gerardo, encantado, con tal de huir del mundo y tener una capilla con su Amigo encarcelado, como llamaba a Jesús Sacramentado. Y estuvo unos tres años, hasta la muerte de su señor. Fue célebre el milagro que hizo cuando, al ir a sacar agua del pozo público, se le cayó la llave de palacio dentro del pozo. Para que no se enfadara monseñor descolgó a un Niño Jesús con la cuerda del pozo y el Niño le hizo limpio el mandado, subiendo del pozo con la llave en la mano: todavía se llama aquel pozo el Pozo de Gerardito.

Se puso otra vez a trabajar en varias partes y por fin pudo abrir la sastrería; pero los impuestos se la echaron abajo cuando la Real Cámara, con nuestro Carlos lll, impuso un régimen implacable de tributación.

El año 1749 se le presentó ocasión de forcejear de nuevo por entrar en un convento: fue la misión de Muro predicada por 15 misioneros de los recientemente fundados por San Alfonso María de Ligo rio, dirigidos por el venerable padre Cafaro. Gerardo se pegó a los misioneros con idea de ganárselos para que le admitieran; el padre Cafaro, austero y de voluntad férrea, le diñó una rociada de negativas tajante. Avisada por él la madre encerró a Gerardo el día de la marcha de los misioneros para que no se fuera con ellos; pero saltó por la ventana y los alcanzó y logró su intento. Para quitárselo de encima lo mandó al convento de Deliceto el padre Cafaro, convencido de que no duraría una semana.

Pero se engañó. Creían que, como estaba siempre en oración o en éxtasis, no valdría para trabajar; pero trabajaba por cuatro. Lo cual no le impedía escalar las alturas de la contemplación y de todas las experiencias místicas.

Su obsesión de copiar la pasión de Cristo se hizo más impresionante: eran espantosas las disciplinas de sangre y la crucifixión, ayudado por los criados del convento, a los que convencía para que hicieran de verdugos diciéndoles que no le dolía, sino que sentía mucho gusto.

El teatro de estas escenas solía ser una gruta, o mejor una chabola, que todavía se conserva, aunque casi inaccesible, razón por la cual no puedo describirla en el interior, y que ya en el siglo xv sirvió para los mismos menesteres al Beato Félix Corsano.

A pesar de su altísima oración desempeñaba a la perfección todos los oficios, aunque la sastrería fue siempre su oficina propia. Sobre todo fue el recadista ideal que recorrió los pueblos sembrándolos de milagros, de ejemplos de santidad y de celo de apóstol.

Por amor a la obediencia adivinaba las órdenes o los deseos de sus superiores; la llevaba tan a la letra que había que andar con cuidado; un día en que un superior le dijo la expresión: "Ande y métase en un horno", se metió en el horno del pan y se hubiera achicharrado allí si no le levantan la obediencia.

Simple lego como era se lo disputaban los párrocos, los conventos y los obispos para que fuera a arreglarles los asuntos de las almas. A veces iba con los misioneros ligo ríanos y confesaban éstos que hacía él con sus oraciones y con sus palabras y sus virtudes #a veces con sus milagros# más que todos los misioneros juntos. En los ejercicios que se predicaban en las residencias, Gerardo era un elemento decisivo; descubría con frecuencia las conciencias y no había pecador que se le resistiera. Fue una especialidad suya el enfervorizar los conventos de monjas, a veces bastante relajados, y ganar a muchas doncellas para esposas del Señor. Hay quien ha llamado a esta actividad de su celo su segunda vocación. En una ocasión llevó él mismo de una vez siete doncellas al convento. Con ocasión de sus salidas, para recados, para la postulación o para las misiones, a todas las jóvenes que podía las encaminaba a los conventos como medio para llevarlas a la perfección.

En mayo de 1754 fue víctima de una calumnia por parte de una joven; San Alfonso le llamó y, pareciéndole que la acusación presentaba indicios de verdadera, le impuso severos castigos; el más doloroso, privarle de la comunión. Hasta entonces había estado en residencia en Deliceto; con este vendaval de la calumnia fue de casa en casa sometido a encierro y vigilancia. Cuando, al mes y medio aproximadamente, apareció la verdad por retractación de los autores de la calumnia, le volvió a llamar San Alfonso y le preguntó con emoción: "¿Pero por qué no defendió su inocencia?" Gerardo replicó con dulzura: "Es que la regla prohíbe excusarse cuando reprende el superior". Aquella respuesta conmovió al santo fundador hasta las lágrimas y, entonces, más que por la fama de los milagros, comprendió que tenía un hermanito entre los suyos que era un santo de cuerpo entero.

Del paso por las casas en esta época dejó recuerdo indeleble por sus virtudes y por sus continuos éxtasis y milagros; fue célebre el que hizo en Nápoles metiéndose en el mar con capote y todo, para traer hasta el puerto una barca de la mano, como a una criatura, cuando ya la daban por perdida en un galernas imponente.

Su última residencia fue Materdómini, levantada en un alto sobre el pueblo de Caposele. Inmortalizó la portería con su caridad, que le valió el título de padre de los pobres, que le daban en toda la comarca. Entraba a saco por la despensa, la panadería y la cocina del convento; y cuando los encargados se iban a quejar al superior se encontraban con que había más abundancia que antes. Parecía que jugaba con Dios y su providencia a los milagros; así que el superior, padre Caione, le dejó seguir los vuelos de su caridad. Delante de los pobres se extasió mientras un ciego tocaba la flauta y cantaba una letrilla piadosa. Todavía hoy se conmemora el milagro en la comida a los pobres en Materdómini, servida con frecuencia por algún prelado.

Murió víctima de la obediencia, saliendo a la postulación en pleno verano y con fiebre hética. Tuvo en un pueblo una hemoptisis y volvió a Materdómini deshecho; para morir. Esto era en la segunda mitad de agosto de 1755: el 16 de octubre entregó su alma a Dios. Su enfermedad fue una serie de prodigios; dieron entonces su más vivo resplandor sus grandes amores: la Pasión, la Eucaristía, la Santísima Virgen.

Después de su muerte siguió prodigando los milagros. Su sepulcro es un imán de peregrinaciones. La del año 1955, segundo centenario de su muerte, doy fe de que fue... una locura. Aun cuando la abundancia de milagros hacía esperar su pronta canonización, por circunstancias adversas no llegó hasta el año 1904.

Aunque sin tener una aprobación oficial, se le llama patrono de las madres; ya las primeras imágenes, luego de morir, llevaban la inscripción: Insignis parturientium protector (Insigne protector en el trance de la maternidad).

Para terminar debo declarar que esta semblanza de San Gerardo está sacada de mi Vida de San Gerardo Máyela, documentada y crítica, publicada con motivo de los jubileos gerardinos de 1954 y 1955. Allí puede ver el lector la abundante bibliografía y los archivos consultados en Roma y Nápoles. Por no pasar los límites de esta semblanza, no traslado la nota bibliográfica y el detalle de los archivos consultados, además del abundante de su canonización, archivado en el Archivo de la Postulación de la Congregación del Santísimo Redentor, en la Casa Genera licia de Roma. Pero por ahí puede deducir el lector que todo está basado en documentación auténtica y abundante, y que esta semblanza no es una Florecilla franciscana, aunque la figura del Santo es una tentación para pergeñarla.

Pero ya sabemos que los tiempos hipercríticos en que vivimos no están para ninguna clase de florecillas ni franciscanas ni ligorianas...


Amigos, espero que cada uno de vosotros reconozcáis todas las cosas buenas que la Divina Providencia ha hecho por vosotros, y recordaros que no dejéis de rezar en los tres puntos de oración, a las 7h de la mañana el Santo Rosario a las 12h de la mañana el ángelus y a las 18h un Padrenuestro y un Avemaría, con cariño hasta la semana que viene si Dios quiere.