Queridos amigos internautas, al haberse cumplido el centenario de la beata Madre Teresa de Calcuta me he atrevido con humildad a dar unas pinceladas sobre su persona.
Nació en la que ahora es la ciudad de Skopje. A la temprana edad de 8 años se quedó huérfana de padre y su madre la educó cristianamente. Pronto escuchó la llamada de Dios, y ella al darle a Jesús el sí abrió de par en par las puertas de su alma y se entregó diciéndole “aquí me tienes, Señor, para lo que tú quieras”.
Era pequeñita y menudita, pero dentro de su pecho ardía un corazón lleno de bondad, de misericordia, de amor a Dios y al prójimo. Entró en el convento de Loreto, donde enseñó durante 20 años.
En un viaje a la India, a la ciudad de Calcuta, cuando llegó allí y visitó los suburbios y la periferia de la ciudad se le partió el corazón al ver que en las calles enfermos, hambrientos y desamparados estaban tirados y solos. Eran los más pobres entre los pobres, los que nadie quería y todos abandonaban. Sólo tenían por cama la tierra y por techo el cielo y las estrellas.
Al ver ese espectáculo, en ese momento comprendió que ese era su camino, que eso era lo que Jesús quería de ella: que cuidara y socorriera a esos pobres. Se los llevaba a los enfermos a su casa y allí los asistía.
Entonces empezó la tarea de querer fundar una orden a la que puso de nombre las Misioneras de la Caridad. Luchó muchísimo por conseguir los permisos durante varios años hasta que la Santa Sede la autorizó a fundar la congregación. Se dedicó en cuerpo y alma a abrir casas por toda la India y por todo el mundo. Ella veía en el rostro de los enfermos el rostro de Cristo.
Al final de su vida, cuando le llegó la hora de la muerte y se presentó ante Dios en el Cielo, llevaba sus manos tan llenas de obras buenas que se le caían entre los dedos. Y entonces oyó la palabra de Dios diciéndole “ven, Bendita de mi Padre, porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; estaba desnudo y me vestiste; y estaba enfermo y me socorriste”. Ella contestó “¿Cuándo te he hecho yo todo eso, Señor?”, y Jesús le respondió: “cada vez que has socorrido a uno de los pobres es como si me lo hubieras hecho a mí”.
Después de su muerte el beato Papa Juan Pablo II la hizo beata. Le entregaron en vida el Premio Nobel de la Paz y otros premios muy importantes en la India.
- Parábola del Buen Samaritano:
Al terminar de leer la historia de la Madre Teresa de Calcuta me vino a la memoria que la parábola del buen samaritano encajaba perfectamente con ella, con la vida que ella había llevado.
Estaba Jesús reunido con sus discípulos, los fariseos, levitas y sacerdotes. Y uno de ellos le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿cómo podemos alcanzar el Reino de los Cielos?”. A lo que él respondió: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo”. A lo que le respondieron: “¿y quién es mi prójimo?”. Entonces Jesús les propuso esta parábola.
Había un hombre que viajaba a caballo de Jericó a Jerusalén y fue asaltado por unos bandidos. Le robaron, le hirieron y lo dejaron tirado al borde del camino. Llevaba un rato en el suelo y pasó un sacerdote, le miró y siguió adelante. Al rato pasó un levita e hizo lo mismo. Y al rato pasó un samaritano, y viéndole cómo estaba se conmovió, bajó de su caballo, le curó las heridas con vino y aceite, se las envolvió y montándolo en su cabalgadura lo llevó a una posada. Estuvo toda la noche cuidándolo y a la mañana siguiente le dijo al posadero “toma dos denarios de plata y cuídale hasta que se ponga bien. Cuando yo regrese de mi viaje si te has gastado más yo te lo pagaré”.
Entonces Jesús les dijo: “¿quién de los tres creéis vosotros que es el prójimo?”, a lo que los discípulos respondieron que el tercero. Jesús les dijo que habían respondido bien.
He pensado que esta parábola venía bien por la caridad que la madre Teresa tenía con todos los pobres, y nos hace pensar a nosotros que cuántas veces hemos sido como el levita y el sacerdote, hemos mirado hacia otro lado para no ver las injusticias. Que esto nos sirva de lección y que cada uno según nuestras posibilidades ayudemos y socorramos a todo aquel que necesite de nuestra ayuda.
Amigos, que estos pensamientos nos acompañen siempre y no olvidemos rezar a las horas de nuestro blog o a la hora que cada uno pueda, el caso es rezar por este mundo que tanto necesita de la oración.
Hasta la semana que viene si Dios quiere.
PD: os adjunto un powerpoint que me ha llegado por email con respuestas a preguntas hechas a la madre Teresa de Calcuta.
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