sábado, 21 de diciembre de 2013

Día de la alegría (Gaudete)


Queridos amigos internautas,

hoy he sentido la necesidad de escribiros para haceros partícipes del día de la alegría, llamado en la Iglesia día Gaudete. El tercer domingo de adviento la Iglesia, en medio de la preparación que todos estamos haciendo para la navidad esforzándonos con sacrificios y oraciones, nos pone este día de alegría para que sea como un anticipo de la alegría que sentiremos el 25 de diciembre con la natividad del Señor.

Aunque muchas personas se sientan con dolor, tristeza y sufrimiento todos tenemos motivos para sentir alegría. Cada uno de nosotros la encontrará con motivos diferentes, pero yo os voy a proponer unos cuantos motivos que a todos nos servirán. Sentiremos la alegría de estar vivos, la alegría de sentirnos hijos de Dios, la alegría de recibir la gracia con el bautismo, la alegría de ser cristianos, la alegría de sentir la fe y practicarla, la alegría de ayudar a los demás, la alegría de tener nuestra familia... En fin, podríamos estar escribiendo miles de motivos, porque Dios no quiere vernos tristes y con las caras largas, sino por el contrario quiere vernos como gente entregada a hacer el bien y ayudar a los demás y a extender el reino de Dios en nuestras conversaciones y actos y siempre con alegría.

Otro tema de este domingo tercero de adviento es la figura de San Juan Bautista. Él era el profeta más grande que ha habido en la Iglesia. Fue escogido por Dios para ser su precursor, para preparar el camino a la llegada de Jesús. Juan era primo lejano de Jesús, era el hijo de Santa Isabel, que ya anciana lo engendró. Isabel era prima de la Santísima Virgen María, la cual ya encinta de Jesús fue a visitarla a la aldea donde vivía, que se encontraba en la montaña, al enterarse de que esta estaba embarazada, y se quedó con ella para ayudarla en el parto.

San Juan cuando ya era un hombre, al igual que Jesús, vivía austeramente. Se cubría el cuerpo con pieles y se alimentaba de saltamontes y de moras. Vivía en el desierto y allí empezó a predicar y a anunciar que el mesías estaba cerca. El Rey Herodes fue amonestado por él por adúltero, y tanto y tanto insistió que al final lo llevaron preso y acabaron cortándole la cabeza. Pero antes de morir mandó a uno de sus discípulos a que le preguntara a Jesús si Él era el Mesías esperado, a lo que contestó Jesús: “decidle a Juan lo que veis: los muertos resucitan, los ciegos ven, los sordos oyen, los paralíticos andan, los enfermos sanan y los demonios salen de los cuerpos de las poseídos”. Cuando le llevaron a San Juan esta contestación comprendió que Jesús era el Mesías esperado.

Amigos, seamos como Juan y sintámonos enviados por Dios para llevar la alegría, el consuelo y la paz a todos los que nos rodean, y especialmente en estas fiestas de navidad.

¡FELIZ NAVIDAD!

PD: No dejéis de rezar por todos los que nos solicitan una oración, a ver si entre todos conseguimos hacer que este nuevo año que pronto comenzará sea mejor.

Con todo mi cariño, Lali Maíz.

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